La tierra de las mujeres es la segunda novela de la periodista catalana, que actualmente presenta los programas Hable con ellas y Un tiempo nuevo. Barneda acudió este martes a Fnac Málaga para firmar esta obra en la que explora el pasado de su familia

­­Dicen que el segundo libro cuesta mucho más que el primero. ¿Ha sido así?

Como en todo, siempre me lanzo a la piscina. Es una cuestión de evitar que el miedo entre por las venas. He disfrutado y sufrido igual que con el primero. Esta es una novela mucho más de corazón y que habla de la familia, los orígenes y de sentimientos más profundos. Estructuralmente es también un poco más compleja que Reír al viento. Quizás por eso sí que he sufrido un poco más.

La novela habla de heridas sin cerrar. ¿Cree que los asuntos sin resolver suponen una pesada carga en nuestras vidas?

Comparto totalmente ese pensamiento. Y por eso esta novela habla sobre todo de la compasión. Es imposible cerrar todas las historias de nuestra vida. Por eso hay que aprender a convivir con ellas y a aplicar la compasión. No hay que aplicar la rabia, ni la angustia ni la amargura, sino la compasión. Hay que canalizar las emociones negativas y no dejar que se incrusten dentro de ti.

«Mis fantasmas televisivos se evaporan con la escritura». ¿Cuáles son esos fantasmas?

Hablo de mis propios miedos, del exceso de perfeccionamiento y de querer hacer las cosas bien; de aquellos aspectos de la profesión tan efímeros que son difíciles de tocar.

¿Cómo conjuga su trabajo en programas tan distintos como Hable con ellas y Un tiempo nuevo?

Creo que somos poliédricos, que no tenemos una sola cara. Estos dos programas me compensan muy bien. Hable con ellas es como una reunión entre amigas, donde te relajas en un sofá que va llenándose de invitados. Y donde cada noche puede pasar de todo: es como un salto sin red. Un tiempo nuevo es un programa donde tratamos de verificar los cimientos de la sociedad que estamos construyendo. De comprobar la temperatura de los políticos y tratar temas sobre los que, por desgracia, no podemos echar la carcajada.

¿Como periodista, qué opina de la portada de ayer de La Razón y su «DesGrecia» como resumen a las elecciones griegas?

Es el lugar en el que quieren colocarse editorialmente. Yo no lo comparto, pero desde hace tiempo La Razón juega con ese tipo de portadas sensacionalistas, opinativas y, para mí, poco periodísticas. Pero, dentro del mundo del periodismo y de la libertad de expresión, está bien que existan. Lo bueno es que uno puede elegir.

¿Cree que la convulsión con la que se vive la política en España en la actualidad viene dada por el desgaste de los partidos tradicionales y el auge de una tercera vía?

Llevamos muchos años de democracia y de un cierto status quo de los dos principales partidos. Está muy bien que exista la pluralidad parlamentaria y que emerja un nuevo partido. Me parece un acto de madurez democrática. Podemos acaba de nacer y tendrá que demostrar en su andadura sus ventajas y desventajas. Sus virtudes y sus faltas. Nos espera un año electoral muy intenso. Está en nuestras manos poder cambiar lo que no nos gusta o mantenerlo, si es que nos gusta. A partir de ahora cada partido irá sembrando su propia estrategia. Y ninguna palabra de ningún político será gratuita: todo formará parte de una estrategia.

Rajoy protagoniza un vídeo en el que da las gracias a los españoles por el esfuerzo realizado en los últimos años. ¿Qué le diría si pegase a su puerta?

Le diría: «¿Tiene cinco minutos?». Y le colocaría un micro de corbata para hacerle una entrevista.

¿Y qué le preguntaría?

¿Y nosotros qué tenemos que agradecerle a usted? Empezaríamos por ahí.

¿Le gustaría entrevistar a Bárcenas?

Por supuesto. Creo que es otro de los personajes del año. Bárcenas está dando muchos titulares desde que ha salido de la cárcel. A mí me ha sorprendido. Es una persona pendiente de juicio, acusado por diferentes delitos, y lo que diga siempre hay que ponerlo muy en entredicho.

¿Ve lógico que el Gobierno siga manteniendo el 21% de IVA a la cultura?

No. Creo que la cultura, como la educación y la sanidad, deben ser intocables. Y tienen que estar protegidos por el estado de bienestar. El IVA para la cultura, y sea cine, teatro o exposiciones, tendría que ser superreducido. Si nosotros mismos no defendemos nuestra cultura, quién lo va a hacer.