Una zona marginada en lo cultural como Huelin y alrededores quiere y puede beneficiarse de la apertura de un museo que tiene ciertas expectativas. Al menos, es lo que pretende el Ayuntamiento de Málaga, que podría querer repetir la jugada del Soho, el barrio de las artes del Ensanche Heredia, un proceso de gentrificación que aún no ha brindado los resultados apetecidos más allá de operación artísticas de cierta espectacularidad.

«La ubicación de dos museos en Tabacalera [el otro, el Museo del Automóvil] es como tener dos goyas, y queremos que las visitas no entren y se vayan, sino que repercuta en el barrio, que tenga impacto», señaló recientemente el concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, a El Mundo. La idea, crear idiosincrasias y atractivos singulares para una de las zonas más tradicionales de la urbe, más caracterizada por la vida de barrio y no precisamente un enclave estratégico del shopping y la visita turística como el Centro. De momento, un equipo multidisciplinar integrado, entre otros, por técnicos del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (detrás de la operación Soho) está elaborando un proyecto con propuestas para la regeneración y dinamización de la zona.

Nada nuevo bajo el sol. Ejemplos de regeneración urbana de un barrio gracias a un museo hay bastantes, especialmente a partir de los años 80: la Tate Gallery, instalada en el muelle de Liverpool, ha sido una herramienta extraordinaria para dinamizar y potenciar la vida y el tejido culturales de la urbe; la apertura y desarrollo del propio Centro Pompidou de París significó la transformación decisiva de una zona, Beaubourg/Les Halles, no especialmente agraciada en lo cultural. Pero, como señalan Sergio García Gómez y Elena Marcén Guillén en un estudio, también hay casos no tan positivos en este sentido, que no han generado en el conjunto de sus contextos urbanos enclaves socialmente significativos. Veremos hacia qué lado de la balanza se dirige el Museo Ruso: todo se tratará de ofrecer contenidos atractivos, aprovechar oportunidades y crear sinergias. Habrá trabajo por hacer: los contenidos de la Colección del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo son muy específicos -y, por tanto, quizás su target de espectadores, bastante limitado-; si a ello le añadimos que estamos en una ciudad en la que hasta los turistas se contagian de la centrodependencia -un enclave como el de Tabacalera puede no resultar atractivo a simple vista- y que tampoco se cuenta con un edificio emblemático diseñado ad hoc por un arquitecto de moda -uno de los sine qua non de la museología contemporánea, que a veces confía más en el continente que el contenido- la cosa resulta más complicada de vender.

Quienes primero tienen que comprar son los propios residentes de Huelin, hasta ahora absolutamente aislados de las estrategias culturales de la ciudad. Observadores de la cuestión como la profesora de Arte Contemporáneo de la UMA Maite Méndez Baiges lo tienen claro: «Se trata de una cuestión mediática, no cultural. Mis alumnos, una vez formados, sí podrán entender la pintura de un museo así. Pero con los recortes en educación por la crisis económica la gente va a tener un museo que no va a entender», expresó la docente, citada por El Observador.

Será complicado hacer entender a los vecinos que el Consistorio haya gastado 3,6 millones de euros en la puesta en marcha y la primera temporada de la inminente pinacoteca como también hacerles olvidar dos sucesivos fiascos tabaqueriles: el Museo de las Gemas y el olvidado Polo Nacional de Contenidos Digitales. Los vecinos tienen la sensación de que predomina, siguiendo las palabras de Méndez Baiges, la «ocurrencia» y cierta improvisación a la hora de buscar una razón de ser a la antigua fábrica de tabacos. Y tampoco sienten que el Museo del Automóvil haya reverdecido la hierba económica del barrio, ni mucho menos. Aunque, no muy lejos de allí, La Térmica, el contenedor cultural de la Diputación en el Centro Cívico, parece haberse hecho notar de forma chispeante.

Al final, la única forma de que los residentes sientan como propio y positivo una iniciativa como la del Museo Ruso es que puedan beneficiarse de las oportunidades que les ofrezca.