Las audiciones a ciegas de La Voz siguen dando mucho de qué hablar. Si la semana pasada los coaches del programa -Alejandro Sanz, Malú, Laura Pausini y Antonio Orozco- se sorprendían con la voz del padre Damián, en esta ocasión también se llevaron una grata sorpresa. Se trata de Marina Rojas, malagueña de 22 años, invidente de nacimiento, pero con una gran pasión en la música que interpretó magistralmente el Lascio ch'io panga, de Haendel. Con ella ya son cinco los malagueños que participan en el programa: Irene Lombard, Nando Sierra y las gemelas Alba y Marta.

Malú, Laura y Antonio Orozco se dieron la vuelta durante la actuación de Marina y tuvieron que esperar hasta el final de la actuación para descubrir a quién pertenecía aquella maravillosa voz. Finalmente, fue la italiana la que logró convencer a la joven para que se uniese a su equipo.

Marina es invidente de nacimiento. Canta gracias a su abuela paternam que la cuidaba todas las tardes cuando era pequeña. Su abuela le cantaba y ella se iba aprendiendo las canciones. Su pasión es la lírica -como demostró en su audición- pero también ha dado conciertos de jazz. Asegura que no puede vivir sin la música y que le gusta cantar porque así llega a las personas. Ella, sin duda, fue la protagonista de la tercera noche de La Voz, que, casi con toda seguridad, tendrá aún más sabor malaguita.