El actor malagueño Antonio de la Torre tiene una larga trayectoria cinematográfica que le ha permitido hacer casi medio centenar de películas en las dos décadas que lleva dedicándose al oficio de actuar.

Por él abandonó el periodismo y con él se ha ganado el respeto de muchos directores que le llaman una y otra vez para incluirlo en sus trabajos, a pesar de que, según advierte él mismo, "es un coñazo" como actor.

En una entrevista con Efe con motivo de su presencia en Lleida para recoger el Premio de Honor de la Mostra de Cine Latinoamericano de Cataluña, De la Torre explica que lo que sucede es que intenta hacer su trabajo lo mejor posible y eso le lleva a no decir a todo que sí.

"No sé por qué repiten conmigo los directores con los que he trabajado porque ya saben que no soy el típico actor que dice a todo que sí, ya que puedo llegar a discutir cosas", explica De la Torre, que reconoce que eso le ha pasado "con casi todos" los cineastas que le han dirigido.

"Pero siempre lo hice de una manera honesta y sincera, y siempre pensando en lo mejor para el personaje o la película, no con afán de medrar. Lo hago porque amo mi oficio", asegura

Comenta asimismo que a lo largo de su ya larga trayectoria, de la cual dice no ser consciente hasta que recibe premios como el de la Mostra, que le hacen darse cuenta de que ya tiene una edad, ha aprendido que en la vida es preferible equivocarse por uno mismo que "por otro".

"Prefiero lamentarme por algo que hice mal que por algo que no hice o que hice haciendo caso a otro", subraya.

En cualquier caso, es esa pasión por su trabajo, por el oficio de actuar, la que le llevó a dejarlo todo para intentar dedicarse a este mundo.

Recuerda De la Torre que de pequeño hizo teatro infantil en Málaga y que incluso años después le contaron que el profesor de dichas clases había dicho, en un ejercicio de premonición, que era una pena que lo hubiese dejado porque "tenía madera de actor".

Más tarde, ya en la "facu" de periodismo triunfaba con sus imitaciones de José María García, pero fue en su última etapa como periodista, cuando estaba trabajando en los informativos deportivos de Canal Sur, cuando se apuntó a diversos cursos de interpretación y empezó a viajar cada fin de semana a Madrid para recibir clases.

Su primer papel le llegó en 1994 en "Los peores años de nuestra vida" (1994), de Emilio Martínez Lázaro, y desde entonces no ha parado. "Del oficio de ser actor me gusta no ser yo, porque no soy nada interesante", explica riendo.

"Al menos esa es mi fantasía, es mi sueño, que no soy yo. Me acuerdo que en 'AzulOscuroCasiNegro', en la que interpreté a un presidiario, cuando la vi me quedé deprimido, porque yo estaba con la fantasía de que había sido otro. Pero al verla pensé que todo el mundo se iba a dar cuenta de que era un fraude. De que era Antonio de la Torre disfrazado", detalla.

Pero curiosamente, De la Torre recibió por esta película críticas muy buenas y hasta un juez de vigilancia penitenciaria llegó a comentar que era "como los tipos que se encontraba a diario". Me emocionó ese piropo", bromea.

También con otra de sus películas más aclamadas, "Gordos", de Daniel Sánchez Arévalo, para la que tuvo que engordar 33 kilos, pensó que podría convertirse en otra persona.

"Sé que soy muy camaleónico pero creo que siempre hay algo de mí. Quizá es que soy muy exigente porque mi padre me enseñó que siempre hay que intentar ser el número uno en algo", reconoce.

Esa misma necesidad de intentar ser el mejor en lo que hace es la que le llevó, según explica, a trabajar dos meses con un sastre para meterse en otro de sus papeles más reconocidos, el de "Caníbal", de Manuel Martín Cuenca. Pese a ello, no se autodefine como un actor de método.

Y es que el sueño de este intérprete español es seguir haciendo películas que le permitan mantener la curiosidad que le llevó primero a hacerse periodista y luego actor, para aprender cosas nuevas y contar historias.

Aunque dice no tener ningún personaje concreto que le gustaría interpretar, fantasea con hacer de Juanito, el fallecido futbolista malagueño del Real Madrid, al que admiraba.

También admite que le gustaría poder hacer más teatro del que ha hecho hasta ahora, siempre que pueda compaginarlo con su vida en familia.

Espera en cualquier caso con poder hacer más cine en inglés -ya ha participado en tres producciones extranjeras-, a pesar de "no ser bilingüe", ya que para él sería un reto personal.

"No me voy a ir a Hollywood, no me veo, pero es verdad que se hacen muchas producciones en Europa, internacionales, no es un disparate, es una posibilidad. Es una idea que me gusta, pero que no me quita el sueño. También me gustaría mucho cruzar el charco y hacer cine en Latinoamérica, por ejemplo con Carlos Sorín -con el que ha coincidido en la Mostra-, que me parece un genio", concluye.