­«El secreto de la vida es tener una misión, una tarea, algo a lo que dediques tu vida por completo, cada minuto de cada día por el resto de tu existencia. Y lo más importante: debe ser algo que jamás puedas lograr». Una de las grandes citas de Henry Moore podría definir a la perfección sus esculturas: abstracciones sinuosas de figuras humanas que buscan la esencia de la vida pero sin perseguir su sentido y significado. Moore, uno de los grandes que dejó el arte del bronce y el mármol en el siglo XX, estará presente desde mañana mismo y hasta el 28 de junio en la calle Alcazabilla, en una muestra organizada por The Henry Moore Foundation y la Obra Social de La Caixa. Siete grandes obras en bronce realizadas entre los años 1960 y 1982 y que pertenecen a las últimas décadas de la trayectoria del artista británico; entre las piezas destaca Madre e hijo reclinados. Como la anterior muestra de la Obra Social de La Caixa dentro de su programa Arte en la Calle, la dedicada a Auguste Rodin, hablamos de piezas realizadas con la técnica del vaciado a partir de los moldes originales creados por el propio Moore.

Modernidad. Para muchos, Henry Spencer Moore (Castleford, 30 de julio de 1898-Much Hadham, 31 de agosto de 1986) supuso «la cara aceptable de la modernidad»: su arte asequible, de formas sinuosas, con la curva suave como gran religión, no choca al espectador, sino que dialoga con él, así como con el entorno. Quizás también porque Moore supo articular un discurso esencialista -cuentan que también fue un hombre que no necesitó mucho de casi nada: a pesar de hacer fortuna con sus creaciones, aseguran sus familiares que siempre vivió de una manera modesta-, apoyado en su devoción por el arte prehistórico no europeo, conectando, por tanto, con los aspectos más básicos del ser humano. De hecho, el británico aseguró una vez: «Todo lo que necesité saber lo encontré en el Museo Británico y en Pablo Picasso». Curiosamente, muy cerca estarán sus esculturas de dos de los hogares de su admirado malagueño: las esculturas serán vecinas del Museo Picasso Málaga, a espaldas de Alcazabilla, y de la propia Fundación Picasso-Casa Natal.