Vuelve ocho años después de su debut discográfico, Sólo Ida (El Ejército Rojo), y, confiesa, dice que se reconoce tanto en esas canciones como al mirar fotos antiguas: «Soy yo, pero no soy yo». Ahora, asegura, «ni las prioridades, ni los gustos, ni las preocupaciones» son las mismas de las de aquel chaval «que quería hacer el gran sueño americano del indie patrio, montar una banda de trío o cuarteto y llegar a rozar el Olimpo del género, con camiseta y zapatillas». El cantante, compositor y periodista -en la hemeroteca de La Opinión de Málaga encontrarán artículos suyos- nacido en Madrid, criado en nuestra ciudad y afincado en Granada lanzó ayer La tiranía del débil, su segundo y esperado álbum y la primera referencia de Cabaña Discos, que presentará en el Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia el 30 de abril a partir de las 20.30 horas.

«Me ha hecho gracia una anécdota reciente. Hice un dueto en una canción de un grupo, Pequeño Salvaje, con su cantante, Miguel, para su nuevo disco, que acaban de sacar. Y un amigo suyo, sin saber nada, le dijo que al escuchar esa otra voz en ese tema le había dado por acordarse de Luis Arronte. Así que, aunque fuera de forma involuntaria, me recordaba», comenta Arronte cuando se le pregunta si no le daba miedo haber caído en el olvido tras ocho años de silencio discográfico. La rotundidad sottovoce de La tiranía del débil debe congratular a los conocedores de aquel debut y acercar las orejas de los neófitos; porque Luis Arronte ha firmado un disco más folk y más sutil, más completo en su diseño de sonido y con unos arreglos que demuestran que esta casi década sin publicar nuevo repertorio no han sido años perdidos, ni mucho menos: «Curiosamente, me siguen gustando y motivando los mismos grupos y solistas de entonces, pero ocho años más viejos. Sigo siendo admirador de Nacho Vegas, Chinarro, Fran Nixon... Pero me han descubierto a otros que ya he puesto en la lista de maestros, como Nacho Umbert, Espaldamaceta...». El mundo de Luis Arronte no es de cambios abruptos sino de exploraciones pacientes.

Por cierto, ¿por qué La tiranía del débil? «El título del disco hace referencia a mi enfermiza manía por hacer de abogado del diablo. En el disco invito, de una forma más o menos subliminal, a comprender al traidor, al enemigo, al opuesto. Pero también lo hago porque creo que cualquiera puede ser el malo sin saberlo. Y cuando crees erróneamente que eres el bueno te conviertes en un tirano. Más aún cuando es la pena, la dependencia o la excusa -odio las excusas-las que crean esos tiranos, a los que no se les puede decir que no porque señalan nuestra conciencia. Y repito, cualquiera de nosotros es, en algunos aspectos y en ocasiones, un tirano». Lo cual nos lleva a la política, un subtexto de las canciones de Arronte: «De un tiempo a esta parte hago lecturas políticas de todo. Y creo que la política nos rodea por todas partes y que negar su existencia es una necedad. Aunque yo quisiera pensar que algunas referencias están demasiado destiladas como para pillarlas a la primera, no descarto que alguien me vea el plumero en alguna de estas canciones».