Fue una noche mágica para el teatro malagueño. Los Premios Max galardonaron a dos creadores locales, la bailaora y coreógrafa Rocío Molina y el actor Pepón Nieto, que fueron doctorados por los considerados los Goya de las Artes Escénicas.

Sólo pudo convertir una nominación en premio (partía con cuatro candidaturas) pero, desde luego, Rocío Molina y su Bosque Ardora dejaron huella en la gala de los Premios Max. El más reciente espectáculo de la más feroz renovadora del flamenco logró el galardón a la Mejor Coreografía. Y la de Torre del Mar se mostró tan firme y singular en su dedicatoria de la estatuilla como lo es sobre las tablas, en su propio baile: «Se lo dedico a los que no entienden lo que hago, porque ellos me hacen llegar a mi verdad. La adversidad me hace más fuerte. Entre un premio, una ronda de aplausos o callos en pies, elijo esto último, porque el daño es verdad, no transitorio o como resultado de un instante», sentenció la malagueña. Por cierto, Bosque Ardora, estrenado en la pasada edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla, aún no ha sido puesto en escena en la propia ciudad de la protagonista, Málaga, lo cual dice mucho de las artes escénicas de nuestra tierra, que vive en una eterna fuga de cerebros.

Más Málaga en los Max. El galardón al Mejor Actor de Reparto fue para un gran conocido de nuestra escena, Pepón Nieto. El marbellí se coronó gracias a El eunuco, una versión divertida, trepidante y libre del clásico de Terencio. Nieto quiso partir el premio en «mil cachitos» para poder hacer partícipes de su éxito a todos sus amigos, familiares y colaboradores.

Lástima que no hubiera una tercera malagueña en la lista definitiva de los premiados: otra creadora de nuestra tierra, Luz Arcas, no pudo subir al escenario: su revisión en danza de Esperando a Godot aspiraba a dos premios (Mejor Coreografía, que le arrebató su paisana Molina, y Mejor Composición Musical). Pero al paso que van los malagueños en los Max, seguro que pronto será su año.

Blanca Portillo y Lluís Homar fueron los protagonistas nacionales de los premios. La primera se convirtió en la Mejor Actriz Protagonista por El testamento de María -el relato de la vida de Jesús de Nazaret a partir de su madre, una especie de evangelio pagano escrito por el prestigioso Colm Toibin y dirigido por Agustí Villaronga- y el segundo, Mejor Actor Protagonista por Terra baixa i Lluís Homar. Homar interpreta en la pieza todos los personajes de la obra de Àngel Guimerà, un clásico de la dramaturgia catalana que el premiado actor ha transformado en un impactante monólogo.

El Mejor Espectáculo del Año coronó a Cuando deje de llover, uno de los montajes de la temporada, en los Max. El relato de una saga familiar que abarca cuatro generaciones de una misma familia que se mueve entre Europa y Australia se ha granjeado desde su estreno críticas brillantes por su descarnada y honda visión de las relaciones familiares y de la complejidad infinita del ser humano.

El Max de Honor fue para la actriz Rosa Maria Sardà, quien dedicó el galardón a «nuestros gobernantes», a los que quiso regalar «una buena butifarra, para que les aproveche durante las largas vacaciones, que espero que tengan pronto».