Poco queda de esa niña a quien su madre hacía un lacito en el pelo para ir domingo sí, domingo no a ver a su padre, José Luis Monreal, futbolista y entrenador del Málaga, a La Rosaleda, o de la que asistía, tapándose los ojos, invitada por su padrino, el diestro Miguel Sánchez, a los toros. Sofía Monreal dejó nuestra ciudad por un sueño, convertirse en actriz y cantante; primero se instaló en Madrid, conoció la popularidad -interpretó a Puri en la seguida serie Yo soy Bea- y, desde hace casi un par de años, en Londres. Desde allí sigue dando la pelea en este oficio tan satisfactorio como ingrato. Aprovechamos su presencia en su tierra por un viaje relámpago para saber algo más de esta luchadora indómita.

En 2013, Sofía era una completa extraña en tierra extraña, y apenas sabía hablar inglés. Su vida se dividía entre el trabajo como dependienta en una tienda y sus primeros bolos como cantante, y la capital se le presentaba como hostil. «En Londres me está pasando lo que viví en Madrid a los 17 años, cuando me marché de Málaga, pero más rápido», nos cuenta la intérprete. Pronto conoció a otros extraños en tierra extraña, como Jorge Laguardia -viejo amigo de los tiempos de la Escuela de Cristina Rota-: «Él, como yo, se fue para allá con una mano delante y otra detrás». La mano, por cierto, que le tendió a Monreal para que pudiera buscarse la vida: «Cuando se enteró de que estaba en Londres me llamó para que trabajara en la tienda en la que él es manager [Smiley]. Yo le dije: Pero, Jorge, cómo voy a vender ropa si no sé ni hablar inglés. Y él me respondió: Tú eres actriz, y eso es lo importante». Efectivamente, estuvo un año vendiendo «como churros».

Hoy, la vida londinense de Sofía Monreal es más estable, y puede dedicar todas sus horas a lo que más le gusta: el escenario. «Estoy estable como persona, con un equilibrio que me gusta; estoy aceptando lo que me trae la vida, no tengo esa ansiedad que tenía cuando era más joven... Es igual que cuando quieres un novio: cuando lo buscas, nada; cuando te relajas te llegan cuatro hombres a tu vida y tú te dices: ¡Pero esto qué es! Eso es lo que me está pasando: estoy tan relajada que me están viniendo proyectos inesperados...».

La agenda de Sofía se reparte ahora entre clases de teatro para niños en el colegio español de Portobello y lecciones particulares, así como actuaciones todos los fines de semana en el restaurante Metro, en Chelsea. «Yo me he formado como actriz pero en Londres cantar es lo que me está dando de comer... Yo siempre digo: Pero si no soy cantante... Y me dicen aquí: ¡Anda, si cantas muy bien!». Lo podrán corroborar quienes la escucharon en Naranja Toscano, el dúo musical que formó con Hugo Toscano, guitarrista de los recién resucitados Elefantes.

Y luego surgen proyectos que, como dice la malagueña, le recuerdan que es actriz: como el de la Spanish Theatre Company, una plataforma de internacionalización del talento escénico y dramatúrgico español dirigida por Jorge de Juan. Monreal ya ha colaborado en algunas de sus funciones, destacando como Clotilde en su versión de Eloísa está debajo de un almendro.

Y está también el cine: la malagueña está comprometida con dos proyectos fílmicos. «El primero es un largometraje de William Steel con Gary y Martin Kemp [intérpretes británicos conocidos por haber formado parte de la banda musical de los 80 Spandau Ballet]; el otro, un proyecto dirigido por Virginia Buika [prima de la popular cantante Concha Buika], Coz you are, en el que también participará Assumpta Serna».

Sofía Monreal cuenta con una representante desde hace un mes, así que los castings van llegando: «Quedé finalista hace poco para La Traviata. Me hizo mucha gracia una pauta que nos dio la directora: nos dijo que teníamos que caminar como españolas... Al final no me cogieron, pero llegar allí me hizo mucha ilusión», recuerda Sofía.

Por supuesto, la actriz sigue formándose, especialmente en inglés: «Cuanto mejor hable el idioma podré acceder a más cosas». Y ahí otro tipo de aprendizaje, quizás más importante: «Londres me ha dado una cosa muy buena: aprender a estar sola... Es inmensa esa ciudad y estamos todos muy solos. Siempre he tendido a pensar mas en los otros y esta ciudad me da la independencia que necesitaba».

Echa la vista atrás, a Yo soy Bea, a Naranja Toscano... «Es parte de mi pasado. Esas experiencias me han hecho ser como soy». Pero ahora vive en una ciudad que le ha dado «un baño de realidad»: «Tengo 42 años; mi madre diría: 42 años sin oficio ni beneficio [risas]... A veces, en lugar de coger el periódico me leo mi currículum y digo: ¡Qué de cosas he hecho en la vida! Pues sí, he hecho un montón de cosas y eso me da un poco de paz».