"Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar", sentenciaba el señor Kant- Yo creo que, en breve, al paso que voy, podré doblar cucharillas con la mente. Como decía un buen amigo, «hay que compadecer a la gente que te hace mal, el problema es de ellos». Pues compadecidos quedan... Parece que la dignidad me puede, y el paso del destonillador físico al verbal me ha hecho bien, -algún día os contaré lo del destornillador-; incluso la mayoría de los casos es mejor dejarlo en la caja de herramientas mental y pensar en acordes y la suerte que tiene uno por tener cosas que no se pueden comprar con dinero. Belmonte contemplaba cómo corregían en un tentadero a una joven promesa, diciéndole un mayoral «Estate, quieto, mantente quieto» repetidas veces, a lo que Juan respondió: «Deja al chaval, si él quiere, pero no puede». Seguimos ladrillito a ladrillito.

Pero volvamos con las cosas bonitas que le pasan a vuestro zurdo. Este jueves tuve la oportunidad de disfrutar de la poesía y la presencia del maestro y amigo Benjamín Prado, en el maravilloso jardín del Museo Picasso Málaga, presentando su libro Ya no es tarde. Metáforas lanzadas al aire de su propia voz, que se clavan en el corazón, como «Para que quiero conocerte, si te puedo aprender» o «Cuando se extinga el fuego, volverán los lobos». Una sucesión interminable de imágenes poéticas que hacían levantarte un palmo de la silla y que daban ganas de gritar un «¡olé!». Una bandada de gaviotas y el tañir de las campanas fueron las únicas interrupciones; daba gusto ver a un público de todas las edades disfrutar de la lectura y del arte del maestro. Después del evento tuvimos la oportunidad de compartir caña y conversación, un lujo que para mí se queda; yo le decía: «Maestro, ahora que estamos enamorados de nuestras respectivas, ¿de qué carajo escribimos?». Tras la carcajada me respondió: «Poesía social,Zurdo, la poesía social es el futuro». Entre risas y brindis, nos despedimos con un abrazo de gol y la promesa de vernos por Madrid, ya con el disco terminado, para darle una escucha oficial. «Las personas independientes son las que pueden elegir a quién necesitar». Sabio aforismo del maestro.

Al otro día, revisando el móvil leía un mensaje: «Zurdo, cariño, el sábado estamos Jaime, Jesús Ordovás y yo por Málaga». Era mi queridísima May Paredes, musa de la movida madrileña y una escritora maravillosa, pareja de don Jaime Urrutia. Venían a presentar el libro del maestro Canciones para enmarcar a la sala Sidecar. Justo leyendo su mensaje me escribía uno de los socios de la sala, mi amigo Joaquín Hurtado, para proponerme montar un concierto con Caimán/ Zurdo, para después de la presentación; qué cosas tiene el destino. Y así fue, el Sidecar hasta la bandera, escuchando atentamente a los dos capos, Jaime y Jesús; una charla de gloría bendita, donde todos asistimos embobados a un trozo muy importante de nuestra historia musical reciente. Jaime, un señor y un corazón de oro, tuvo la deferencia de subirse a cantar con nosotros sus éxitos ¿Donde estás? y La sangre de tu tristeza. Soy un privilegiado por poder disfrutar de semejantes artistas pero, sobre todo, personas de incalculable corazón. Aunque a veces el tiro errado de la confianza te estalle en las manos, todo se olvida, porque lo bueno vuelca la balanza con creces. Nosotros nos dedicamos a vivir, intensamente; por cierto, el año más bonito de mi vida tiene su aniversario este sábado. Un fin del mundo en cada despedida/ y un nuevo paraíso en cada beso/con tu saliva impregno cada verso/ el dulce estribillo de esta nueva vida. Señorita pelirroja con mi corazón a buen recaudo.