­ El rodaje de El futuro ya no es lo que era, que arrancó a finales de julio en Las Palmas de Gran Canaria, transcurre según lo planeado. La producción de la nueva película protagonizada por el malagueño Dani Rovira concluyó el pasado martes su estancia en Asturias, donde todo el equipo ha estado trabajando a fondo a lo largo de las dos últimas semanas. Entre las últimas escenas rodadas en tierras asturianas, destaca una en la que el malagueño, junto a Carolina Bang y José Corbacho, tuvo que enfundarse un traje de pez. El motivo: la participación de su personaje, el tarotista Kar-El, en un anuncio de televisión.

Durante estas 16 jornadas, el equipo de filme escrito y dirigido por Pedro Barbero ha lidiado con las inclemencias del tiempo; se ha mareado en un paseo en barco por Lastres, se ha emocionado con el cariño de la gente y ha caído rendido a los manjares gastronómicos de Asturias, entre los que no faltaron la fabada, el cachopo y las fabes con almejas. Pero el martes llegó la hora de decir adiós. Tras dos semanas de rodaje en Canarias, el 10 de agosto aterrizaron en Oviedo y su primera parada fue el teatro Campoamor. Carmen Maura destacaba el frío con el que les había recibido la ciudad, en comparación con los 35 grados que habían dejado en Madrid, y el silencio que reinaba en las calles. Dani Rovira disfrutó mucho de la Pista Finlandesa, un camino que discurre por la ladera sur del monte Naranco y que a diario utilizan cientos de ovetenses para pasear o correr. Tanto que deseaba poder llevársela a Madrid para poder seguir corriendo por ella.

Los rodajes de exteriores tuvieron lugar en La Losa, el edificio histórico de la Universidad, la estatua de Woody Allen y la calle Pelayo, entre otros, y congregaron a decenas de curiosos que celebraban ver a rostros conocidos del cine español por la ciudad. El pasado sábado, el rodaje se trasladó a los estudios de Zebrastur, en Tudela Agüeria. José Velasco, el productor de la película, puso a disposición de Barbero y su equipo los más de 6.000 metros cuadrados de instalaciones.

En su plató más pequeño, la actriz Luisa Martín, metida en la piel de una periodista, entrevistaba a Carmen Maura. Mientras, en el plató más grande, de más de 1.270 metros cuadrados, Carolina Bang, José Corbacho y casi un centenar de extras, grababan un complicado plano secuencia en el que Rovira tenía que vestir el traje de escamas. Detrás de los monitores, al equipo le costaba aguantar la risa, y eso que vieron la escena varias veces. Ayer, Rovira ya estaba de vuelta en Madrid para presentar la cita de animación Atrapa la Bandera, en la que presta su voz.