Grandes artistas de Hollywood se han rendido a sus encantos. Alfred Hitchcock no podía vivir sin él. George Clooney es uno de sus mayores abanderados y el cineasta David Lynch tiene hasta su propia marca. No se trata de lujosos relojes, joyas o mansiones, sino de un producto más terrenal, que convierte en iguales a estrellas y al ciudadano más mundano. «Una maldita buena taza de café», que diría el agente Dale Cooper, en Twin Peaks, de Lynch, por cierto.

El café es el actor secundario perfecto. Silencioso, pero el atrezzo ideal en muchas producciones del Séptimo Arte, desde las más clásicas hasta películas de culto más recientes. Según el barista y coffee district master de Starbucks Valencia, José Pineño, «hay escenas icónicas del cine que no se entienden sin una buena taza de café». Tarantino, por ejemplo, no duda en poner una taza en las manos de personajes de algunas de sus cintas más recordadas, como como Reservoir dogs o Pulp Fiction. «Los diálogos de Tarantino son muy irónicos y el café los trae a los cotidiano. Estos diálogos sin una taza de café serían más impostados», apunta Pineño. Todo el mundo „o casi„ bebe café. «Hasta los superhéroes», dice el barista. Solo hay que echar mano de las videotecas. «En películas como Thor o Iron man, los protagonistas lo beben, es como un pez fuera del agua, pero que humaniza al personaje», apunta Pineño.

Además, si por algo se distingue el líquido cafeinado es su efecto social. «¿Tomamos un café?» Puede ser una de las frases más empleadas en todo el mundo. No importa lo que luego se pida. La cita gira en torno al café. Lo tomamos en casa o cafeterías, como las de Amelie, en la que la protagonista trabaja en una de ellas. «En el local se pone al día de la vida de sus clientes», recuerda Pineño. Más amargo es el café de Taxi Driver. Una jovencísima Jodie Foster, en el papel de prostituta prematura, comparte mesa con el sociópata interpretado por Robert De Niro.

Al pensar en cine y café es inevitable caer en una de las escenas más icónicas del Séptimo Arte. Amanece en Nueva York. La Quinta Avenida parece desierta y la joyería Tiffany brilla como siempre. Desayuno con diamantes dejó la que posiblemente es la escena más elegante de una taza. Que Audrey Hepburn la lleve en su mano ayuda mucho. James Bond también entiende de cafés glamourosos. El agente se prepara él mismo su café, lo hace «exclusivo». Pero no hace falta ser un superhéroe, un sociópata o agente secreto. En ¿Conoces a Joe Black? Brad Pitt „que interpreta a la muerte„ conoce a la chica en una cafetería. Ni la parca se resiste a una «maldita buena taza de café».