La que hay que ver: el ciclo "Sing or Die" ofrece hoy dos joyas absolutas. La primera, "El fantasma del Paraíso" (Albéniz, Sala 3, 17.00), es una de esas bizarradas que han acabado convirtiéndose en canon cinematográfico, uno de los mejores ejemplos de cine musical. Una experiencia tan alucinada como alucinante que inexplicablemente fue considerada un De Palma menor hasta no hace tanto. Y la segunda perla es de un director que en los 90 fue una especie de semidiós en el circuito del arte y ensayo más desprejuiciado y que ahora, tras un baché creative notable, trabaja injustamente olvidado: Takeshi Kitano. "Zatoichi" (Albéniz, Sala 3, 22.40) nos recuerda lo grande, libre, gamberro, sagaz y emotivo que fue el de "Humor amarillo".

La que puede sorprender: 'Deathgasm' (Albéniz, Sala 3, 19.05). Quién puede resistirse a la oferta de ver algo con ese espíritu indómito y divertido de Peter Jackson, el de la época gore, no ahora que hace fondos de pantalla para frikis, acompasado al ritmo martillo pilón de heavy metal más o menos extremo -la imagen del protagonista con corpsepainting tomando un helado con una chica en un banco es impagable-.Yo no, y no lo pienso intentar.

La apuesta suicida: en realidad, todas las películas de Sion Sono son apuestas suicidas. Desde la película que le descubrió para el mundo occidental "Suicide club" (1997) hasta "Tokyo Tribe" (2016), lo de este hombre es raro, explosivo y de una energía y creatividad contagiosas. Si pertenece al culto Sono seguro que se acercará a la taquilla para ver "Tag" (Albéniz, Sala 2, 20.50); si no, hágalo también, que no hay muchas oportunidades de ver a un cabra como éste haciendo de las suyas en pantalla grande.