Si hay un disco que está recibiendo todo tipo de cumplidos en la escena indie nacional en este último mes, es el albúm de Hazte Lapón, 'No son tu marido' (El Genio Equivocado/2015). A finales de octubre, veía la luz el segundo trabajo de este grupo pop liderado por los malagueños Manuel González Molinier (Lolo) y Saray Botella, que no sólo comparten escenario y ensayos, sino también sofá y cama. La influyente revista Rockdelux les incluye este mes en su portada y para medios referentes del género, como es el caso del magazine Fantastic Plastic Mag, es el mejor disco pop nacional del año. Halagos que comparten medios como Jenesaispop, Mondosonoro o la revista Redacción Atómica. "Estamos contentos e incluso un poco abrumados", reconoce Lolo ante el recibimiento que ha tenido el disco.

El nombre del álbum, tomado prestado del cuento de Raymond Carver, es ya una declaración de intenciones de lo que encontraremos en las 12 canciones que lo componen. Al igual que ocurre con Carver, considerado el representante del realismo sucio, al escuchar sus temas, hallamos ambientes, emociones y paisajes comunes. Esa aparentemente anodina intimidad de un matrimonio a punto de estallar está muy presente en las canciones de los lapones, aderezadas con grandes dosis de crítica política. En definitiva, un psicoanálisis de la existencia humana y las relaciones amorosas de las que Lolo, psiquiatra de profesión, bebe para componer sus temas.

La primera píldora de 'No son tu marido' es quizá su canción más política: 'Hushpuppy' (nombre de la protagonista de 'Bestias del sur salvaje'). Una fábula sobre el capitalismo y la lucha por la supervivencia existencial en esta época de las arengas virales. Con algunas perlas brillantes que se pueden aplicar al actual escenario político que vive España: "¿Me queréis a mí o al caos? Da igual, porque el caos también soy yo". "La canción habla de cómo nos hemos visto empujados, como generación, hacia un cierto anhelo de la violencia, como una suerte de catarsis que puede propiciar un cambio", resume.

Tras esta apertura, Hazte Lapón nos invita a 'Odiar', aunque sea "un poco nada más". Cantado a dúo por Lolo y Saray, con los violines de Judit López, el tema se ha convertido en una de las canciones virales para los usuarios de Spotify este mes. La siguiente pieza con la que el oyente se sentirá muy idenificado es 'Procrastinar', un certero golpe de realidad que funciona como cara B del anterior tema.

Si somos buenos postergando asuntos, mejor aún funcionamos para autojustificarnos. De ésto va 'El rey de la lluvia', "una canción oscura y siniestra". Otro de los temas más celebrados es 'Mudanzas', en el que Lolo analiza una de las experiencias más traumáticas de la sociedad desarrollada. Como bien apunta su letra, "cuatro mudanzas equivalen a la muerte de un familiar".

'Amor bomba' y 'Durmiendo con el enemigo' marcan el cambio sonoro del disco. La primera es una muestra de "amor total" , mientras que la segunda pieza advierte de los "riesgos del maniqueísmo en las relaciones".

En 'Tanatorios' encontramos una oda a la muerte y una referencia de la adolescencia de Lolo en su Málaga natal, con la frase "hordas de navajeros en la Feria de agosto", que se refiere a los cinco apuñalamientos que se registraron esa semana negra de 1999 en la capital.

En el tramo final del disco nos tropezamos con dos baladas penetrantes: 'Arte y ensayo' y 'Cómo funciona un corazón', que sirven para echar el cierre a esta exquisita muestra pop. La primera ahonda en esa convivencia de este matrimonio que fabrica canciones en casa y lo cuesta arriba que se hacen estos ensayos en casa. Entremedias, con 'Bartleby enamorado' exhiben su lado de pop más clásico.

Tras la devastación llega el final y los lapones echan el cierre al disco con un tema compuesto expresamente con ese objetivo: 'El cielo protestó'. En éste hablan de la añoranza que sienten del lugar de nacimiento y la necesidad de autoreafirmación para la supervivencia en el exilio: "dime qué hacemos tú y yo aquí, si siempre fuimos islas".

'Bromas privadas en lugares públicos' (Discos del rollo, 2013) fue su primer trabajo, el que les abrió las puertas de numerosos escenarios con un sonido "poco pulido, con voces y letras que intentaban buscar un lugar". Este segundo álbum es un trabajo más sólido y maduro. Aunque sus letras se han sacudido cierto barroquismo de esa época, no han perdido la acidez de ese costumbrismo mordaz que tanto gustó de su debut.

Su estilo, inclasificable, contiene sonidos dispersos que no se ajustan a etiquetas. Son capaces de pasar de la electrónica al noise, pasando por el folk, logrando que el resultado no sea un pastiche incoherente. Sin embargo, sus melodías contienen marcadas influencias de grupos como The Boo Raidleys, Astrud, Talking Heads, The Magnetic Fields, Arcade Fire, Love, Hefner, The Go-Betweens, REM, Love, XTC, El Niño Gusano o Klaus & Kinski.

Y es que como dice Lolo, "se puede ser fan de Pavement y de Juan Luis Guerra a la vez sin que esto sea una contradicción"."Me gusta llevar cada canción hasta donde se preste y no atender mucho a que tengan una coherencia sonora demasiado estricta", reconoce. Y como no sólo de música vive el hombre, en estas 12 canciones también encontramos referencias literarias a Herman Melville, Paul Bowles o Saul Bellow.