01 «Golpe y dejadez». Jesús Zurita y José Luis Puche. «Labra Perfida». Victoria Maldonado.

Comisariada por Pedro Alarcón | Casa Sostoa | Hasta el 14 de febrero

Casa Sostoa es un proyecto independiente de Pedro Alarcón, comisario y gestor cultural, que inicia ya su tercer año y del cual se ha hablado mucho tanto a nivel local como nacional. En esta ocasión se dan cita dos exposiciones simultáneas: Golpe y Dejadez, que ocupa la mayor parte de la estancia y Labra Perfida, situado en el dormitorio de invitados, un espacio cuya concepción es la de acoger proyectos específicos adaptados al lugar. Golpe y Dejadez se centra en el dibujo, un lenguaje que en ocasiones ha sido tachado de arte menor y al cual Alarcón otorga una importancia sideral. Así, lo que veremos es un encuentro entre distintas formas de usar este lenguaje. Desde un posicionamiento más analítico, el trabajo de José Luis Puche parte de la apropiación de imágenes de la cultura popular para, posteriormente, ponerlas en cuestión, mientras Jesús Zurita desarrolla un imaginario interior capaz de envolvernos por completo. Los dibujos de Zurita no parten de ninguna idea preconcebida; más bien, son el resultado de un proceso de trabajo que se origina en su imaginación, una especie de paisajes interiores exentos de referentes externos reales. En ellos se puede apreciar un juego con opuestos, como el lleno y el vacío, que a base de grandes manchas de tinta y espacios carentes de materia van dando lugar a la composición. Un trabajo que pide a gritos expandirse fuera del papel y que de hecho lo hace, pues coloniza parte de las paredes del espacio expositivo haciendo que nos invite a entrar. Otro modus operandi es el que propone Puche, acumulador de imágenes, que prefiere diseñar a priori la escena que luego vamos a ver representada. Influenciado por el trabajo de artistas como Neo Rauch o Michael Börremans, los dibujos de Puche guardan relación con un discurso en torno a la imagen, que considera como reflejo o ficción, algo engañoso que puede poseer distintos significados. Cabe destacar su intervención en el armario acristalado del salón, Luverne, un trabajo que consta de doce piezas independientes, un cúmulo de imágenes que el artista maneja a su antojo dotándolas de unidad. Lo que las une es una ruptura; una enorme grieta dibujada en el papel que es capaz de traspasar cada uno de los marcos que encierran los dibujos dotándolos de sentido. Una especie de mesa de montaje surrealista donde las imágenes dan pie a una narración un tanto extraña, turbadora y, en cierto modo, violenta.

Labra Perfida es el último proyecto de Victoria Maldonado, pensado ex profeso para el espacio que ocupa en Casa Sostoa. Centra parte de su concepto en la idea de dibujo, lo que permite establecer nexos de unión con los otros artistas. El trabajo principal es un conjunto escultórico, organizado a modo de taxonomía, que parece sacado de algún museo de ciencias naturales. A modo de simulacro, la artista ha ido perfeccionando estas esculturas dando la sensación de algo que no son; piezas creadas por ella misma, huellas que mediante el proceso se han fosilizado. Algo que vincula el proyecto con la idea de la «muerte del arte», que es a lo que parece relegado, para Maldonado, todo aquello que termina en un museo. La segunda parte de este site-specific es una serie de dibujos que la artista realiza de las esculturas. Dibujos muy sutiles y precisos que cierran el sentido del proyecto y que lo hacen oscilar entre lo corpóreo y su representación.

02 «Sobre el fondo». Noelia García Bandera

Comisariada por J.F. Rueda | Centro Cultural Provincial | Hasta el 23 de marzo

Sobre el fondo es un recorrido por gran parte del trabajo de la fotógrafa malagueña Noelia García Bandera. Una carrera que comenzó a finales de los años 90 y que, poco a poco, ha ido consolidándose dentro del panorama andaluz. Nos encontramos aquí con un discurso poliédrico que basa sus cimientos en la relación entre fotografía y pintura y en la tensión que se aprecia a medida que la figura humana va desapareciendo de la escena. Una desmaterialización que vemos por completo en su último trabajo hasta la fecha, Portraits, una serie de telones de estudio aparentemente vacíos con los que García Bandera ha trabajado a lo largo de su producción. Estos telones hacen referencia al oficio del fotógrafo y parecen transmitir toda una acumulación de emociones y vivencias ocurridas entre el ojo de la cámara y estos fondos. Pareciera una reflexión acerca del ser de la fotografía capaz de captar un momento y olvidar todos los demás. Algo sobre lo que parece reflexionar la artista que, negándose a ello, busca la forma de representar lo irrepresentable haciendo uso de aquello que siempre está, el fondo, lo imperecedero.

Es gracias al trabajo del comisario Juan Francisco Rueda que podemos llegar a esta conclusión ya que, a modo de arqueología, rescata algunas series donde este proceso queda reflejado. Así, en el díptico que forma parte de Comer estopa, tragar petróleo y escupir fuego, lo que queda es un fondo, testigo del paso del tiempo, que junto con el personaje que vemos a la izquierda, y que desaparece, refuerza la idea de un final irremediable a la que todos estamos abocados y que, ni siquiera la fotografía, parece poder revertir. Una vanitas contemporánea sobre el fondo de la naturaleza humana.