Esperaba algo más de generosidad con Málaga del equipo de 'Toro', la verdad. Rodaron a lo largo y ancho de la Costa del Sol con todo tipo de facilidades por parte de nuestros diferentes ayuntamientos; las justas y necesarias, cierto, porque el audiovisual es una industria como cualquier otra y aquí no se trata de hacer favores ni de perdonarle la vida a nadie. No, Kike Maíllo, Mario Casas y Luis Tosar no le deben nada a Málaga, por supuesto que no, pero, no sé, insisto, un preestreno o un acto de cierta exclusividad con la ciudad -recordemos por enésima vez: la única que cuenta con un festival que apoya monográficamente al cine made in Spain- no habría estado de más. Porque el titular que corona esta página suena muy espectacular, pero lo cierto es que cualquier fan de Mario Casas o cinéfilo desprejuiciado puede ir el mismo día en que se inaugura el Festival de Málaga, el 22 de abril, al centro comercial de su elección y ver 'Toro' a placer unas cuantas horas antes del inicio del certamen. ¿Estamos hablando de un estreno en el estricto sentido de la palabra o una proyección promocional con alfombra roja y photocall -como una de las miles que han protagonizado Casas y Berta Vázquez con 'Palmeras en la nieve'-?

Ya ocurrió hace unos años con 'Tiempo de tormenta', que también abrió el Festival habiéndose estrenado ese mismos día, unas horas antes, en algunas salas. Pero, insisto en el matiz emocional, en el guiño: aquel filme de Pedro Olea no había sido rodado aquí, no había contado con el beneplácito de las instituciones locales... Si la distribuidora escogió el 22 de abril como la fecha comercialmente idónea para el lanzamiento de 'Toro' -sí, ya sabemos que las compañías son puñeteras y muy cabezotas-, ¿qué les habría costado organizar aquí una premiere, como se hizo hace un par de temporadas, con 'Ocho apellidos vascos'?

Un certamen como el de Málaga debe dejar de permitirle ciertas cosas al cine al que se dedica. En realidad, a veces, creo, el verbo correcto no es dedicarse sino plegarse.