El músico madrileño acude esta noche al cine Albéniz (21.30 horas) para protagonizar la apertura del programa del Málaga de Festival (MaF), que se completa con la actuación de Alondra Bentley y un breve recital en el que ambos ofrecerán un repertorio de cine. «Este concierto tiene algo muy especial. Será algo único que no se volverá a repetir», destaca Malla.

¿Ha sido duro el parto de El último hombre en la tierra?

Ha sido un trabajo muy artesano y en el que hay muchísima instrumentación. Y eso no sólo implica más gente en el estudio, sino muchísimo más trabajo de composición, arreglos, ensayos... De coordinar y que toda esa cantidad de músicos suenen armónicamente. Por eso ha sido muy complejo.

Es muy común encontrarse con músicos que después de transitar por el blues y el rock caminan hacia estilos más complejos, como el jazz. ¿A qué responde esa búsqueda de la complejidad? ¿Tiene que ver con la madurez?

Creo que es curiosidad. Cuando uno ha recorrido varias veces un mismo terreno de la música, que es infinita, lo que quiere es seguir. Es como el viajero, que quiere viajar a otro país y descubrir otra selva, otra pirámide, y no parar nunca. Un viajero se morirá buscando sitios. Y aún así jamás recorrerá el mundo entero. Un músico, si realmente ejerce su profesión con verdadera dedicación y vocación, es lo que hará inevitablemente. Uno no se puede tirar toda la vida haciendo lo mismo. Aunque hay gente que lo hace...

Dígaselo a Keith Richards o a Angus Young...

Bueno, los Stones han hecho discos complejísimos y de todo tipo. Y ya no te digo los Beatles... Creo que es un camino de búsqueda continua y muy normal entre todos los que nos dedicamos a esto.

Hoy inaugura el programa del MaF y con razón, ya que en este disco hay una clara influencia cinematográfica.

La influencia del cine está ahí. Antes de escuchar a los Beatles o a los Stones, cuando casi no tenía uso de razón, escuchaba cantar a Fred Astaire y Gene Kelly. Mis padres son cinéfilos empedernidos y el cine en mi casa era casi una religión. Y al decidir hacer un disco con arreglos orquestales, esa influencia tiene mucha más cabida. Y más si esos arreglos los hace mi hermano, que sintió la influencia del cine igual que yo. Y eso hace que todo se multiplique por diez.

¿Cómo han sido las sensaciones al volver a tocar con una banda después de tanto tiempo en solitario sobre los escenarios?

Para mí la música significa tocar con gente. Tocar solo es una experiencia que de vez en cuando está muy bien, porque es muy diferente. Cuando estás solo eres absolutamente libre: puedes ir donde quieras y cuando quieras sin tener que avisar a nadie sin temor a que la estructura se descalabre. Puedes parar, empezar en falso, cambiar de tempo... Y eso es muy apasionante. Pero para mí la música es tocar con gente: ese vértigo de estar tocando con el otro, escuchándole, que el otro te rete, que ocurran preguntas y respuestas, que un músico te sorprenda en mitad de una canción...

Sus nuevas canciones se pueden escuchar por Spotify sin pagar nada. Basta con esperar a que emitan un par de anuncios. ¿Se ha vuelto loca la industria? ¿Hay una solución a este acceso gratuito a todo lo que se publica?

Creo que todo ha cambiado. Algo que ya estamos empezando a aceptar. Y lo cierto es que no hay una vuelta atrás...

¿Pero no le parece injusta la transacción actual entre el creador y su público?

Lo que no es bueno es que se instale en las generaciones que vienen la absoluta creencia de que la música es gratis. Eso es un problema gordo. Habría que intentar entre todos hacerle entender a la gente que la música no es gratis. Y no porque queramos ganar mucho dinero y tener mansiones en Malibú, sino porque hacer música cuesta dinero.

¿Entiende que estemos aún sin Gobierno? ¿Hemos votado mal los ciudadanos o tenemos unos políticos desastrosos?

Me gusta la idea de que los ciudadanos, con nuestros votos, hayamos dejado a los poderosos sin poder. Así lo pesé al principio, aunque quizá ahora ya llevamos demasiado tiempo. Hoy escuchando la radio me he acordado y he pensado: «¡Madre mía, siguen ahí debatiendo sobre esto y lo otro!». Y olía ya a cosa antigua. Empieza a ser algo espeso y decadente que sigamos así.

¿Le siguen insistiendo la legión de admiradores de Los Ronaldos para que vuelva?

No hay una legión para nada. El otro día, cuando tocamos una canción de Los Ronaldos, me sorprendió ver por primera vez las caras de extrañeza que hace años veía cuando tocaba mis canciones y no las de Los Ronaldos. Y la verdad es que me reconfortó mucho. Ahora hay muchos más fans de mi etapa en solitario que de Los Ronaldos.