Un libro del psicodramaturgo Jorge Bucay domina la mesilla de noche de su habitación decorada con elementos tan dispares como sus gustos. En ella, la estrella de la WWE (World Wrestling Entertaiment), Undertaker (El Enterrador) tiene un hueco privilegiado. La joven alhaurina Laura Castillo, de 16 años, lleva más de la mitad de su vida viendo pelear en televisión a su ídolo, que aterrizará el próximo 23 de abril en el Martín Carpena con el espectáculo WWE Wrestlemania Revenge Tour.

Con apenas 5 años los combates se convirtieron en parte de su día a día. Junto a sus primos y a su hermano Pedro, 10 años mayor que ella, comenzó a encandilarse de una de las figuras más relevantes pero también más oscuras de la lucha libre internacional.

Mark William Calaway, más conocido como El Enterrador, tiene una de las entradas al ring que más llaman la atención. La del próximo 23 de abril no será la primera que Laura la verá en directo. En 2013 viajó hasta Nueva York para presenciar uno de los espectáculos más relevantes de la compañía norteamericana, Wrestlemania. En el estadio Metlife, cuando sonaron las campanadas que preceden a su aparición, los ojos de la alhaurina se llenaron de lágrimas. Junto a su padre, Daniel, vivió una de las aventuras más apasionantes de su vida. «Comencé a ahorrar el dinero de la comunión aunque yo veía el viaje como algo muy lejano. Cuando conseguí las entradas pensé en conseguir una VIP para conocer a El Enterrador en persona».

Tras lograr cambiar el vuelo, las entradas para conocer a los luchadores se habían volatilizado y Laura, pancarta en mano, tuvo que conformarse con ver a Calaway desde su asiento. «Después de aquello fantaseaba con la idea de que viniera a España, aunque yo sabía que era algo remoto, porque está a punto de retirarse. Estaba dispuesta a viajar hasta a Madrid o Barcelona», explica.

Tres años después, hoy guarda con especial cariño su entrada para el próximo 23 de abril. Ya la tenía en sus manos cuando se enteró de que su luchador favorito también formaría parte del espectáculo. Lo tiene todo planeado, incluso la ropa que llevará para el ansiado día. Con la sudadera de Wrestlemania que compró en las inmediaciones del estadio norteamericano, muestra las dos pancartas que hizo con especial afecto. La primera, que reza «There will never be anyone like you», tiene hasta un hueco reservado entre fotos para plasmar la firma de El Enterrador. En la segunda, que tiene previsto llevar al aeropuerto y que sujeta junto con sus padres, se puede leer: «Taker, thank you for making me a dream».

«Llevo años planeando una conversación con él. Tenía pensado hasta darle una carta contándole que viajé hasta Nueva York y que para mí ha sido una persona muy influyente», sostiene Laura ilusionada.

Pese a la tenebrosidad del personaje, una foto, varios pósters y un muñeco presiden su habitación. La razón por la que El Enterrador se ha convertido en parte de su vida está en sus recuerdos. Explica que cuando le ve pelear logra apartarse de todo y gracias a ello ha sido capaz de concebirlo como alguien cercano.

Aunque también le gustaban otras estrellas como John Cena, el mediático The Rock, Triple H o Randy Orton, la originalidad de la leyenda viva de la WWE le cautivó. Y aún siendo consciente de que es un personaje el que interpreta, la joven Laura, que no se considera violenta, ha llegado a pagar por ver sus combates de madrugada porque no concebía la idea de verlo en diferido.

A las 19.30 horas ocupará su sitio en el Martín Carpena. Irá sola porque no quedaban entradas para que sus padres pudieran estar a su lado. Pero para ella no supone ningún problema.

Muestra con orgullo uno de los regalos de Navidad. Es un ataúd. Sus padres lo pidieron online para darle una sorpresa. Esconde un autógrafo del combatiente, un DVD y un videojuego con el que se divierte con un mando que también tiene la cara de Calaway. «En casa tenemos de todo: toallas, tazas, mantas... Lo que hemos logrado reunir durante estos años», explican sus padres, que posan con orgullo junto a su hija.

El Enterrador no está sólo en la habitación de Laura; tiene más compañeros. El delantero Cristiano Ronaldo se esconde tras la puerta; Eminem puede verse sobre su cama y Martín Rivas, Ana de Armas o Luis Fernández decoran su tablón. Los gustos de Laura son muy eclécticos, tanto es así que la entrada para el concierto de Adele en Barcelona -el próximo 24 de mayo- está guardada junto a la de la WWE.

La poesía y la guitarra son también sus fieles compañeros. Su padre explica orgulloso que Laura tiene talento para el relato, pero también para el fútbol, otra de sus muchas pasiones. Y el equipo femenino de Alhaurín de la Torre puede dar fe de ello.

En octubre cumplirá 17 años y antes de esta entrevista con La Opinión estaba estudiando lengua castellana. Todavía no sabe muy bien cuál será su futuro, pero el reloj no corre en su contra. Aún tiene tiempo.

Gracias a La Opinión de Málaga, Laura podrá acudir a una fiesta previa que tendrá lugar antes del evento y a la que acudirá junto a su madre. No sabe qué va a pasar, ni siquiera si podrá conocer a las estrellas de la lucha, pero su ilusión sigue intacta, tanto como sus ganas. «Conocer a El Enterrador es su asignatura pendiente», confiesa su progenitor. La aprobará pronto, porque su persistencia y sus ganas la llevarán a donde se proponga.