La exposición "Picasso en Holanda" reúne las obras que el genio malagueño pintó durante unas vacaciones que pasó en este país cuando tenía 23 años y muestra cómo se inspiró en las mujeres locales y los paisajes de Schoorl, a 50 kilómetros de Amsterdam, para desarrollar su técnica pictórica.

El museo de Alkmaar ha necesitado más de un año para reunir "Las tres holandesas" y "La bella holandesa", las dos piezas más importantes que Picasso produjo en Holanda en 1905, así como numerosos esquemas y bocetos que dibujó a su paso por el país.

"Igual que ahora los turistas llevan cámara para retratar lo que ven, él se sentaba en una silla y pintaba lo que tenía delante, sobre todo paisajes y gente local", explicó a Efe la directora del museo de Alkmaar, Lidewij de Koekkoek.

Las amistades que Picasso hizo en París explican esta visita.

"En ese momento vivía en el barrio de Montmartre, en un estudio donde se quedaban otros artistas holandeses. Allí conoció a Tom Schilperoort, un periodista holandés que también trabajaba como monologuista", indicó Koekkoek.

"Los dos tenían la misma edad y se cayeron bien. Tom Schilperoort planeaba sus vacaciones en Schoorl, que empezaba a ser un destino turístico por su costa y sus grandes dunas, e invitó a Picasso", dijo la directora del museo de Alkmaar.

"Él era una joven promesa de la pintura pero no tenía nada de dinero y tuvo que pedir prestados 20 francos para poder pagarse el billete de tren", añadió.

La exposición, que estará abierta hasta el 28 de agosto, es modesta en tamaño y muestra los bocetos que el artista hizo en Schoorl, Schoorldam, Hoorn y Alkmaar, pueblos campesinos que a principios del siglo XX tenían unos pocos cientos de habitantes.

"Tuvo que ser muy exótico para él, incluso primitivo por el estilo de vida que había aquí. En una entrevista posterior manifestó que le habían impresionado mucho las mujeres porque eran altas, firmes y tenían un aspecto saludable. Claro, Picasso medía 1,63 metros y las holandesas en ese tiempo debían ser enormes para él", comentó Koekkoek.

Precisamente las mujeres son las absolutas protagonistas de los dos cuadros centrales de la exposición.

En "Las tres holandesas", un trío de campesinas tocadas con un gorro blanco y ropas típicas de la región forman un círculo y parecen hablar entre ellas.

Una de ellas porta una cesta que aparenta estar vacía, mientras que al fondo puede verse un cortijo que, al reflejarse en un pequeño canal, adquiere una forma hexagonal.

Según cuenta en otra entrevista, apuntó la experta, "Picasso dijo que le habían gustado esas construcciones porque parecían pequeñas pirámides".

El otro cuadro principal de la muestra, "La bella holandesa", retrata a una señora sentada y vestida únicamente con el mismo gorro campesino que las mujeres de "Las tres holandesas".

El fondo, negro y sin detalles, hacen que su desnudez sea la figura central del óleo.

"Picasso se hospedó unos días en la casa del cartero de Schoorl y pensamos que la mujer retratada es o su hija, Dieuwertje de Geus, o Nelly Timmer, la limpiadora de la casa en la que se quedó cuando visitó a Tom Schilperoort", añadió la directora del museo.

En el cuadro destaca la mirada perdida de ella y la colocación de sus brazos "cruzados y con la mano derecha sujetando el codo, una posición común en embarazadas".

Koekkoek defendió que el paso de Picasso por esta región influyó en obras que el malagueño pintó posteriormente, especialmente en "La familia de saltimbanquis", de 1905 y que actualmente se expone en la Galería Nacional de Arte de Washington.

"En los bocetos de ese cuadro Picasso había dibujado algunos árboles y una pequeña colina al fondo. Sin embargo, tras su paso por Holanda, decidió suprimirlo todo y colocó a los saltimbanquis en un paisaje de dunas sin fin, como las que hay en Schoorl", argumentó Koekkoek.