­Lo viene diciendo Javier Ojeda desde hace tiempo: «El impulso cultural de Málaga se ha olvidado de la música». Razón no le falta. Y hay muchos músicos y consumidores de conciertos que opinan lo mismo. Los dirigentes malagueños repiten sin parar que la cultura es un eje fundamental para nuestro crecimiento. Lo dicen para justificar las grandes inversiones que Málaga viene realizando desde hace años en materia cultural, que van desde la apertura de nuevos museos a la celebración de eventos como el Festival de Cine, la Noche en Blanco o el Octubre Picassiano. Pero al mismo tiempo que las instituciones han querido abrir su mente para impulsar a diversas disciplinas artísticas -recuerden que el fallido proyecto MAUS llegó incluso a legalizar los grafitis para dar color al barrio del Soho- han optado por mantenerse inflexibles ante cualquier intento de promover la música en directo.

El pasado martes, La Opinión informaba del cierre del Lolita Café Arte. El local de Trinidad Grund, en pleno Soho -también denominado, por irónico que parezca, Barrio de las Artes-, no se ajustaba a la normativa que rige los espectáculos en directo, por lo que sus responsables decidieron, tras las protestas vecinales, cerrar sus puertas y así evitar una multa. Tanto la ordenanza para la Prevención y Control de Ruido y Vibraciones de 2009 como el Plan General de Ordenación Urbanística de 2011 impiden la apertura de nuevos establecimientos con música en directo en el Centro de Málaga, declarado zona acústicamente saturada. Esta situación ya ha colmado la paciencia de los profesionales del sector -músicos, hosteleros, programadores-, que reunidos en la Federación de Asociaciones de Movimientos Artísticos (FAMA) han convocado para el próximo 9 de julio una marcha reivindicativa que saldrá de la plaza de la Merced y recorrerá las calles del Centro. Una de su peticiones reza lo siguiente: «Trabajar todos desde el sentido común para buscar el equilibrio ante la insostenible situación que sufrimos los profesionales que vivimos de la música en vivo en cuanto al continuo cierre de negocios y la negación de conceder licencias incluso a empresarios que están dispuesto a realizar fuertes inversiones en cuanto a adecuación de locales y aislamientos acústicos».

La concejala de Cultura, Gemma del Corral, sostiene que el Ayuntamiento está dispuesto a tratar este asunto, aunque incide en que «el acuerdo debe darse entre todos los implicados, también los vecinos». Además, considera que son todas las administraciones, «y no sólo el Ayuntamiento», las que deben aportar soluciones. El Parlamento de Andalucía ya ha dado un primer paso con la aprobación de una proposición no de ley en defensa de la cultura y la música, en cuyo texto se insta «a los sectores implicados a impulsar un nuevo tipo de actividad recreativa, Concierto de pequeño formato o acústico, al nomenclator que regula la legislación vigente».

El presidente de la patronal hostelera Mahos Amares, Jesús Sánchez, sostiene que es necesario buscar soluciones «desde la legalidad» y asegura que «a los vecinos no les molestan la música y las actuaciones porque sí, sino aquellas que les impide descansar». «No tiene sentido que se prohíba un cuentacuentos en un restaurante porque no posea licencia de discoteca», explica. Precisamente, los propietarios de discotecas de Málaga son otro de los sectores implicados, ya que una futura norma que posibilitara conciertos en todos los locales jugaría en contra de sus intereses. «El tema es muy complejo, afecta a muchos sectores y administraciones y la solución habría que buscarla entre todos», concluye Del Corral, que también considera que «no todo tiene que pasar en el Centro», respondiendo así a la petición en Change.org de la bailaora Marina Aranda -que ya cuenta con 9.000 adhesiones-. «Se puede abrir un tablao en Málaga. Lo que impide la normativa es abrirlo en el Centro».

Conciertos en Málaga

Sin contar las grandes salas, son numerosos los locales en Málaga que ofrecen música en vivo. Los hay con más de 20 años de actividad, como el Onda Pasadena y el ZZ Pub, y también de rabiosa actualidad, como el Velvet Club. Los conciertos han encontrado en Muelle Uno un lugar en el que crecer un poco (Kaleido Port y Artsenal) y la fórmula de ofrecer directos al público ha llegado incluso a El Corte Inglés, donde los responsables de la Terraza Lob del espacio Gourmet Experience han entendido que una programación de actuaciones en vivo les aporta un valor añadido.

Sobre el papel parece que existe la voluntad de encontrar una solución a la reclamación de los músicos, pero por el momento las piezas del puzle no han se han sentado en la misma mesa. Como hemos visto tras las pasadas elecciones, parece que negociar no es la habilidad que mejor nos defina.