­Italia. País de compositores, de cineastas y directores. De música, de bandas sonoras. De cine. De mucho romanticismo y emociones en el aire. Pino Donaggio nació en 1941 y hasta día de hoy ha conseguido abarcar todo ello. Empezó siendo cantante de pop, pero en los sesenta decidió pasarse al cine como compositor de bandas sonoras. Don´t Look Now, la cinta de culto de Nicolas Roeg, fue la primera de muchas, bastantes dirigidas por el estadounidense Brian de Palma.

A pesar de que ha trabajado para Hollywood jamás se ha trasladado a Los Ángeles, y siempre ha compuesto desde Italia. ¿Por qué?

Es pura casualidad, en realidad. Yo empecé en Venecia con Don´t Look Now. Me llamó Brian de Palma porque el compositor en el que más confiaba [Bernard Herrmann] acababa de morir y le había gustado aquella banda sonora que hice. A raíz de ahí empecé a trabajar para producciones de Nueva York, en Hollywood, para Walt Disney... Y siempre de la misma manera: siempre miraba la película, viajaba hasta su lugar de producción, pero luego escribía la banda sonora en casa; no porque me resultase más cómodo sino porque nunca me ha gustado vivir en América. Además, ahora con las nuevas tecnologías puedo conectarme a Skype o ver una película en un ordenador sin tener que moverme de mi casa.

Ennio Morricone, Nicola Piovani, Dario Marianelli, usted mismo, por supuesto... ¿Es casualidad que los mejores compositores de música para cine sean italianos?

No lo sé. Puede ser porque tenemos una música distinta a la de los americanos. El melodrama italiano es una melodía propia de Italia, un poco más romántica. Es distinto.

¿Le parece bien que una banda sonora a veces esté claramente por encima de la película que ilustra?

No me gusta cuando alguien pone su música en la película; me gusta cuando se crea música para la película. Lo interesante es ver primero la producción, leer un guión e imaginarse la película como uno la sienta. Yo no escribo la música antes, prefiero ver la película y después crear la banda sonora.

¿Cómo cree usted que habría sido su carrera musical si no hubiera dejado el pop en los años 60?

La verdad, no tengo ni idea... Es el destino. Cuando yo era joven estudié música clásica en el conservatorio de Venecia y después en el de Milán, toqué en un grupo de música clásica el violín... Toda mi formación musical es clásica. Mis padres tenían un pequeño grupo que tocaba música para bailar. Con 20 años empecé a escribir mis propias canciones. Tuve mucho éxito cuando empecé en el pop [su gran éxito es Io che non vivo y participó en el Festival de San Remo con Come sinfonia], pero en 1973 llegó Nicolas Roeg , me pidió la música para su película y a partir de ahí pensé en no cantar más... Y aquí estoy.

Su nombre suele estar asociado al cine de género con bastantes filmes de terror, como La Semilla de Chucky o Patrick. ¿Cree que su relación con ese tipo de películas le puede restar prestigio ya que el cine de género suele estar mal considerado?

La verdad, estoy bastante fatigado con el cine de terror: he hecho demasiado cine de terror. Ahora he comenzado con la comedia porque quería cambiar de música, componer una más alegre, más irónica...

¿Para qué película le hubiera gustado escribir su banda sonora?

¡Oh, muchísimas! Un ejemplo sería Star Wars, o la de Hércules, pero ésta última no es tan sonada como la de Star Wars. Y de la actualidad, ahora mismo no sé muy bien...

¿Alguna favorita de las que sí ha hecho?

Las bandas sonoras que he hecho para De Palma son muy buenas, pero no tengo una favorita. Tengo partes favoritas: me gusta un trocito de una, otro de otra... Pero no me gusta una en particular.

En 2012 volvió a trabajar con Brian de Palma en Passion, ¿Cómo fue el reencuentro con su gran colaborador?

El reencuentro muy bueno, la verdad. Habíamos trabajado una semana atrás de este reencuentro en 2012. Me había llamado para otra película que nunca vio la luz, porque no se hizo la producción... Cada vez que se celebraba el Festival de San Remo en Italia siempre hemos coincidido y hablado. Somos buenos amigos.

¿Es complicado para usted recrear un escenario, la historia de una película y llevarlo a la música?

No, para nada. Yo estudio la película y siempre sigo las indicaciones que me dan los directores: qué quieren, cómo lo quieren... Algunos de ellos son muy precisos y sé exactamente que desean en la banda sonora. Yo intento también poner emociones a mis composiciones para transmitírselas al público. Me gusta mucho hacerlo. La música es muy importante en el cine. El amor, el miedo...A veces la música transmite más que el propio cine.

¿Se arrepiente de alguna de sus bandas sonoras?

Sí, pero no muchas... No voy a decir el nombre porque está feo. Son pocas, en realidad unas cinco o seis.