Brillos, mucho trabajo, concentración, música pop y altas dosis de coreografía tanto encima como fuera del escenario. Así describe Juan Carlos Fernández, uno de los regidores de Mamma Mia!, lo que se cuece en el backstage de uno de los musicales más importantes a nivel mundial, que ocupará las tablas del Teatro Cervantes desde hoy y hasta el 31.

Fernández guía a La Opinión por las entrañas del show. En primer lugar, comparte cómo se monta el atrezzo en el escenario, la iluminación y el sonido: «Siempre vamos de arriba a abajo, primero los focos y demás y luego ya terminamos con lo del escenario en sí». Mas de 75 focos móviles inundan el escenario, apuntando con su luz a los actores para que luzcan espléndidos.

Durante la visita a los vestuarios, el regidor muestra uno de los vestidos más conocidos de Mamma Mia!, el traje que lleva Donna durante la canción Super Trouper: «El vestido está valorado en más de 6.000 euros y casi todo el tejido está cubierto por piedras de Swarovski». Es uno de los más de 300 atuendos -diez de ellos con los citados cristales, por cierto: que no falte el brillo- que forman el vestuario completo de uno de los musicales más grande de los tiempos.

La clave para Fernández es la «concentración»: «Lo tenemos todo muy controlado: el vestuario, los actos, coordinar el equipo técnico con los actores, que esta luz enfoque a esta persona, que la orquesta vaya acorde con los cantantes...», explica el regidor. Y es que el espectáculo es en riguroso directo y todo debe ir en armonía, con ritmo y melodía como las mejores canciones de ABBA.

Pero nada de ello importaría si no hubiera un equipo artístico de primera. Los actores ensayan durante cinco intensas semanas antes del estreno.

Además, Fernández argumentó que los actores ensayan el espectáculo durante cinco semanas previas al acto. Le preguntamos, a modo de curiosidad, cómo se enfrentan los intérpretes a la salida al escenario, y nos desvela que algunos se santiguan, calientan la voz, «otros hasta se esconden para poder coger bien el tono de voz... Hay de todo».

Para Juan Carlos Fernández, lo más complejo de este show es la iluminación: «La luz es quizás de lo más elaborado de Mamma Mia! Parece un musical muy sencillo pero ¡no lo es! Somos ochenta personas que trabajamos y coordinar a toda esta gente es complicado».