­Reelegido por unanimidad como flamante presidente de la Fundación del Carnaval, Rafael Acejo se propone ahora dejar atrás los tiempos de reajuste y anuncia un proceso de apertura para que entren nuevos actores en el Carnaval de Málaga. Después de arrancarle el compromiso de colaboración al Ayuntamiento y a la Diputación, asegura que va a por la Junta. «Exigiremos lo que es razonable», insiste.

El Carnaval ha pasado de ser algo cateto y con estigma de ochentero a estar de nuevo en la calle. ¿La fiesta está otra vez de moda?

Sí, totalmente. La evolución ha sido obvia y eso se debe a la calidad de las agrupaciones, así como a la calidad y el diseño de los diferentes concursos. Hay una tremenda afición al Carnaval en Málaga. Lo que hemos hecho en los últimos años, ha sido darle una nueva vuelta de tuerca. Reprogramar todo, entrar en redes sociales y, sobre todo, crear una marca potente, Hay que recordar que, cuando renace el Carnaval de Málaga en los años 80 lo hace por iniciativa de los propios ciudadanos y con un escasísimo apoyo por parte de las instituciones del momento. Hoy en día, el Carnaval ya es una referencia para la ciudad de Málaga.

En 1987 asumió responsabilidades al frente de la Asociación Amigos del Carnaval. ¿Qué importancia ha tenido Rafael Acejo en el desarrollo de la fiesta?

No me gusta calificarme. Simplemente, hice lo que había que hacer en aquella época pretérita. Dimos un salto definitivo para lograr el apoyo de las instituciones que entonces no teníamos. Yo actué como creía que lo tenía que hacer con los fallos y los aciertos que esto conlleva.

Otros cinco años más al frente del Carnaval de Málaga. ¿Ilusión o presión?

Ilusión y motivación, evidentemente. Si no, no me hubiera presentado. Siempre hay alguien descontento porque para gustos hay colores, por eso diría que no me siento presionado. Pero sí consciente de que hay mucha gente que confía en mí.

La Fundación lleva desde los años 90 con la misma gente, los mismos patronos. ¿A qué se debe el miedo a una apertura?

No es miedo. Todo lo contrario. En mi primer mandato, ya estaba sobre la mesa la propuesta de abrirnos. Pero había otra serie de prioridades relacionadas a mi llegada en un momento de crisis. Hubo un bajón en el presupuesto y tuvimos que buscar patrocinadores. Ahora es el momento, y en eso estamos de acuerdo todos, de que vamos a darle la vuelta a los estatutos para que entren nuevos patronos.

El Ayuntamiento y la Diputación colaboran con la fiesta. ¿Para cuándo un estrechamiento de lazos con la Junta de Andalucía?

Yo llevo intentándolo desde el minuto uno que llegué a la Fundación. Hasta el momento, sin que haya mucho fruto. Pero yo voy a seguir insistiendo hasta que se concrete algo. No tiene sentido. Está el Ayuntamiento, al llegar yo la Diputación estuvo durante algunos años. Falta la tercera pata y para ello vamos a entrar en conversaciones serenas, pero exigiendo algo que es absolutamente razonable, como el hecho de que la Junta colabore con el Carnaval de Málaga.

¿Tiene cabida en un ámbito académico como la Universidad?

Vamos a sentarnos y abrir esa puerta. Hay dos cosas fundamentales: primero, hay muchísima gente joven que no sabe de qué va el Carnaval y que se lo podríamos explicar a través de la Universidad para sumar nuevos aficionados a la fiesta. Luego, está el punto de vista docente. El Carnaval de Málaga, si tiramos de hemeroteca, data de 1800. Pues habrá que ver si eso no resulta interesante para una beca de investigación.

¿Qué le falta al Carnaval de Málaga para ejercer como imán para atraer a turistas y ponerse a la altura de otras fiestas?

Tenemos un carnaval que en los últimos años ha reajustado todo lo que tenía que reajustar para resultar atractivo. ¿Qué falta ahora? Que se vea por parte de las instituciones, tanto públicas como privadas, que se puede atraer a gente desde fuera. Entre la previa en los barrios, el COAC, que dura dos o tres semanas, más el carnaval de calle que dura una semana, tienes una serie de posibilidades para vender el Carnaval en un invierno, que como sabemos en Málaga, es cálido. Por eso seguiremos utilizando el lema de la Fiesta cálida del invierno.

¿Cada carnaval necesita su propia idiosincrasia?

Yo creo que sí. Málaga perdió su memoria del Carnaval porque se prohibió durante la Guerra Civil. El referente es el de recordar a los abuelos y las coplas que cantaban. Luego, al tratarse de una ciudad de puerto, la influencia de otras culturas también se refleja en el Carnaval. Lo que se ha inventado, más lo que se ha adaptado de otros lugares, hace que tengamos un Carnaval con seña de identidad propia.

¿Qué pasa con la futura Casa del Carnaval? ¿Cómo se piensa llenar de contenido, más allá de celebrar algunos talleres?

Además de tener las puertas abiertas para que se puedan ojear los archivos, también tendremos actividades culturales a lo largo del año. Tendremos una hemeroteca, una videoteca y puedes crear actividades relacionadas con el Carnaval durante todo el año. Vamos a dotar la casa de contenido potente.