­Hacía semanas que estaban agotadas todas las entradas para asistir al regreso de Ricky Martin a nuestras tierras. El Auditorio Municipal, con el no hay billetes colgado, recibió con euforia y emoción a uno de los grandes artistas latinos de los últimos tiempos. Anoche empezó entre nosotros la etapa española de la última manga de su One World Tour, la gira con la que ha batido récords y que le ha recolocado en el trono de la música latina.

A las 21.30, el puertorriqueño apareció subido en una tarima con traje negro, camisa blanca y corbata, uno de los muchos atuendos que mostró anoche -prácticamente se cambiaba tras cada canción; hasta lució una falda-. El concierto -dividido en cuatro fases, correspondientes a los otros tantos estilos que incorpora Martin en su repertorio: dance, rock, baladas y tribal- empezó calentito pero no fue hasta la tercera canción, Chica Boom, cuando el Auditorio se vino abajo. Así, sonaron grandes éxitos de su carrera como Come With Me, Livin´ la Vida Loca, Pégate, La Bomba, La Copa de la Vida y otros más recientes pero de igual trascendencia. De hecho, no es habitual que en un concierto de un artista de su larga trayectoria se jaleen tantos las canciones de sus comienzos como sus temas más recientes, pero así fue lo que ocurrió con piezas como su último hit, La Mordidita, su mayor éxito en bastantes años y la prueba de que hay Ricky Martin para rato.

«Málaga, estoy tan contento de estar aquí, es una cita muy especial... Hemos venido a pasarlo bien. Dejen los problemas del país y de todo atrás y vamos a disfrutar». Éstas fueron las palabras con las que Martin se dirigió al público. Que era una cita «especial» no resultó una frase hueca: invitó a una malagueña ilustre, LaMari de Chambao, a subirse al escenario para compartir con él la canción que ambos entonaron para el Unplugged del puertorriqueño, Tu recuerdo. Fue uno de los grandes momentos de un recital espectacular pero muy corto: sólo hora y media de actuación que supo a muy poco.

@pepalopezmlg