Ara Malikian asegura que el virtuoso violinista y compositor Paganini fue la primera estrella del rock. Desde luego, él va camino de ser otra. Porque lo suyo no es música clásica para las masas al estilo de André Rieu, por poner un ejemplo, sino algo mucho más fresco y vibrante. Y así lo demostró anoche en la plaza de toros de La Malagueta, en un espectáculo que fue más que clásica -sonaron múltiples temas de pop y rock-; incluso, fue más que un espectáculo musical: parte de su recaudación está destinada a la ayuda a los refugiados -el propio Malikian lo fue hace años; hoy, desde su atalaya artística, apoya a los que lo necesitan-; además, quién sabe si muchos de los que ayer casi abarrotaron el coso de Reding, bastantes seguro que por primera vez oían en directo una orquesta, gracias al empeño popular del libio se aficionan a esto y terminan abonándose a la Orquesta Filarmónica de Málaga. Ojalá así sea. Por cierto, hoy nuestra orquesta toca en el Edgar Neville de la Diputación: sería una buena oportunidad para continuar la fiesta de la clásica, ¿verdad?

Como experto instrumentista que es, Malikian puede, y de hecho lo hace, tocar lo que le dé la gana. Por eso ayer hizo dialogar en su más que variado repertorio piezas de Bach con el "Pena, penita, pena' de Lola Flores; o el 'Kashmir' de Led Zeppelin y 'Paranoid android' de Radiohead con partituras de autores clásicos renombrados como Manuel de Falla. En la cabeza y el corazón del violinista no hay fronteras en el mundo -hablamos de un músico libio de origen armenio que reside en España- y, por tanto, tampoco hay límites ni lindes en el planeta musical. Más allá de la cuestionable acústica a la que siempre se somete la música orquestal cuando no se ejecuta en los recintos para ella acondicionados, shows como el Ara Malikian anoche en La Malagueta sirven. Y así lo reconoció el público malagueño con los atronadores aplausos con los que despidió al violinista.