La última vez que David Salle expuso de manera individual en España fue hace 15 años. Ahora, el artista, uno de las máximas figuras del posmodernismo, expone en el Centro municipal de Arte Contemporáneo de Málaga en una muestra con 32 pinturas realizadas desde 1992 hasta la actualidad. Los lienzos de Inspired by true-life events, título de esta muestra, conjugan las fórmulas tomadas de diversos campos expresivos con temáticas escenográficas de fuerte impacto emocional. Además, sus grandes formatos incluyen una variedad de imágenes que mezclan cultura, palabras y objetos con elementos provocativos.

Hasta el próximo 4 de diciembre se podrá visitar esta exposición del norteamericano en el espacio principal del CAC. «Siempre he pensado que el arte es como un sistema fluvial. Un gran río, ancho, con muchos afluentes, del que todos somos parte. No me preocupan las influencias artísticas o llegar demasiado tarde; siempre he estado más interesado en la sensación de continuidad», dijo Salle.

Para el artista de Oklahoma, una imagen que no olvida es la de un rollo de película «algo que se puede rebobinar o correr hacia adelante, unido en su principio y fin». Este paralelismo explica el arte de David Salle a la perfección, pues se le ha adscrito a diversas tendencias del arte, como al posmodernismo americano, neoxpresionismo, simulacionismo, bad painting o la New Image Painting. Salle dibuja inspirándose en el rico vocabulario visual de pinturas ya existentes. Así, crea assamblages basados en anuncios publicitarios, la cultura del día a día y modelos de la Historia del Arte, tanto clásicos y barrocos como Velázquez y Bernini, impresionistas como Cézanne, surrealistas como Giacometti o Magritte y en especial artistas pop-art como Jasper Jons o el pintor y escultor figurativo Alex Katz, además de algunos matices compositivos que recuerdan a Picabia.

En el mundo pictórico de Salle hay dos artes, uno que refleja el yo singular y otro que saca a la luz el yo múltiple y fragmentado. El artista juega con los límites del soporte, realiza una separación real en el interior de la superficie del lienzo, consiguiendo que estos funcionen como cuadros internos, inexistentes fuera del que los contiene, son huéspedes selectos.