Se acabaron la vacas flacas en el Festival Internacional de Jazz de Málaga. Tras varios años al borde de la extinción, la cita malagueña con el género de la improvisación reaparece para celebrar sus treinta años de vida con el firme objetivo de convertirse en un verdadero referente, como lo son los festivales celebrados en San Sebastián, Vitoria o Barcelona. Para hacer realidad este deseo del máximo responsable del Teatro Cervantes, Juan Antonio Vigar, será necesario «el concurso de todos los agentes de la ciudad», desde los aficionados a los empresarios hosteleros, las áreas municipales de Cultura y Turismo, otras instituciones, como la Diputación y la UMA, además del patrocino privado.

Bajo la nueva marca Málagajazz, el certamen inicia en esta edición -del 7 al 13 de noviembre- un camino hacia la expansión y la excelencia en base a un cartel repleto de grandes nombres. Al Di Meola, Stanley Clarke, Lee Konitz, Gonzalo Rubalcaba y The Bad Plus son las principales credenciales de este ilusionante «proyecto de ciudad» que, tal y como se vio el pasado año, incidirá en las actuaciones en plazas y locales de la ciudad gracias a un acuerdo con la asociación Mahos. «Nuestra intención es desarrollar un gran evento de ciudad que queremos redimensionar en el futuro», explicó Vigar.

Como adelanto al programa del Festival de Jazz, el Cervantes acogerá las actuaciones de Ernesto Aurignac y su banda (21 de octubre), que junto a los músicos de la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, a las órdenes de con Arturo Díez Boscovich, repasarán el legado de Charlie Parker; y el regreso del músico cubano Chucho Valdés (25 de octubre), junto al saxofonista norteamericano Joe Lovano.

Festival ha ajustado su política de precios y ha bajado respecto a otras ediciones el importe de las entradas sueltas, situadas desde 9 euros las más económicas hasta 30 las más caras, y ofrece descuentos flexibles según el número de conciertos para los que se compren entradas.