James Cosmo es Campbell en Braveheart y el Lord Comandante Jeor Mormont en Juego de Tronos. Dos géneros, dos formatos, película y serie de televisión, para dos tiempos distintos en el panorama audiovisual. Y que sirven en cualquier caso para explicar la fascinación que despierta un actor que sigue cautivando a generaciones enteras (la de Braveheart, cuando se estrenó en los 90; o bien ahora Juego de Tronos, desde el 2011), donde James Cosmo ha disfrutado de papeles cruciales que han seducido y encandilado a sus fans. Por eso, pese al paso de tiempo, y pese a cómo está cambiando el campo del entretenimiento (con la trasfusión de lo mejor del cine en su paso a series de televisión), James Cosmo sigue despertando interés y expectación. Y de ahí al lógico éxito cuando aparece por el Auditorio de IFA, en la Feria del Cómic y del Videojuego de Alicante, con un lleno absoluto de público. Y lo hizo para compartir anécdotas e impresiones de Juego de Tronos, junto a Luis Grandío (el actor que le dobla en la ficción de HBO) y Antonio Villar, responsable del doblaje en su versión en castellano.

¿Cómo ha vivido el fenómeno fan de Juego de Tronos? Desde dentro... ¿se podía pensar algo como lo que ha ocurrido?

Yo he estado en las tres primeras temporadas, y recuerdo estar en Los Ángeles después de terminar la primera temporada, y hablando con los creadores, Daniel B. Weiss y David Benioff, les pregunté: «¿Creéis que puede haber una segunda temporada? ¿Qué probabilidad hay de que haya una segunda temporada?»... y ellos me dijeron: «No estamos seguros» (risas). Nadie se imaginaba el éxito de Juego de Tronos. Sabíamos que era un buen trabajo, una buena obra artística, pero HBO podría perfectamente haber decidido que no hubiera una segunda temporada. Y ahora cuando miramos para atrás decimos: «¡Oh, Dios mío!». No ha hecho más que crecer y crecer. Y creo que es porque ocurrió en un momento en el que los medios estaban cambiando y de repente la televisión, que era el hermano pequeño de las películas, empezó a acoger las grandes series. Porque el entretenimiento de larga duración, de 12 o 13 episodios, es mucho mejor para contar determinadas historias que las 2 horas de una películas. Y la calidad de los directores, actores, de la producción... era tan alta. En Juegos de Tronos hay tres sets trabajando simultáneamente: Croacia, Marruecos e Islandia, y cada unidad es como si fuese una gran película. Así que la calidad estaba allí, y yo creo que ha sido alucinante. Allí donde voy... Nunca he estado en el Tíbet, pero estoy convencido que si ahora pasase por una calle del Tíbet alguien me señalaría y diría: «Hola, Lord Comandante» (risas).

¿Cómo le comunicaron que iba a trabajar en Juego de Tronos?

Normalmente el proceso en una producción norteamericana es: vas, haces el casting, la compañía de Juego de Tronos me envía el guión, tengo que ir a otro lado... es decir, es un proceso de muchos síes para llegar hasta allí. Hice el casting, y tuve que hacer todos estos peajes previos antes de empezar... Tres semanas después, me mandó un correo electrónico George R. R. Martin, el creador de las novelas, y me dijo: «Bienvenido al show, Lord Comandante». Y ya está. Y eso fue (risas).

Juego de Tronos es una serie con docenas y docenas de tramas. Da para mucho, como un «spin-off», donde una nueva serie o película podría recrear y desarrollar todavía más algunas de las historias... ¿Cree que podría realizarse algo ahora que está la serie en su recta final? ¿Le gustaría volver con Lord Mormont a Juego de Tronos?

¡Estaría interesado! Sí lo haría. Sé que están hablando de una temporada más pero no puedo imaginarme que acabe Juego de Tronos como tal... es un conjunto de historias tan amplio... Entonces, si hubiera una precuela, estaría encantado de volver. Pero estoy seguro que cualquier otro actor que ha trabajado en Juego de Tronos te diría que estaría encantado de volver. Puedo ver perfectamente que Juego de Tronos siga con distintas historias.

En una ocasión dijo que el Trono de Hierro sería para Jon Nieve. ¿Lo mantiene?

Más que nunca (risas). Pensaba que estaba muerto por un tiempo, pero lo han vuelto a traer. Y creo en ello más que nunca.

Además de Juego de Tronos, muchos no olvidan su papel de Cambell en Braveheart (Mel Gibson, 1995), todo un clásico.

Tienes razón en decir que es una película clásica. Hace nada estaba hablando con unos ilustradores de la convención y me dijeron que, es curioso, hay películas y hay «films». Y Braveheart es un «film». Y creo que por eso ha tenido una vida tan prolongada a su estreno. Y creo que esto se dio por un par de elementos: el primero es porque no había ordenadores para hacer los efectos especiales; había 3.000 extras, las batallas eran tal y como las puedes ver, y esta realidad es la que ha impulsado a la película. Y por otro lado, porque era un filme en el que mezclaba la lucha por la libertad de William Wallace. Y esta es una libertad no solamente para Escocia, sino que el punto central de la película, para mí, era el hecho de la libertad individual. Y por eso resuena todavía en las audiencias actuales, y en todos los países más allá de Escocia. Esta apreciación de los derechos individuales creo que es pertinente incluso a día de hoy, en el que las libertades están bajo asalto constantemente por cambios pequeños... nos convertimos un poco más en autómatas en función de las autoridades. Y por eso Braveheart significa mucho para mí.

¿Viene mucho por España?

No hablo nada de español (lo repite en castellano), y he venido recientemente. He empezado a venir hace relativamente poco tiempo. A Sevilla, a Pamplona... a Sevilla a la Feria, a Pamplona a los Sanfermines, a los toros, y estoy descubriendo que me gusta mucho España. La cultura española. Es algo que para los británicos es una cosa desconocida, cuando es una historia tan rica y en parte extraordinaria. Y es como si abriese un cofre del tesoro de cosas maravillosas para descubrir. Así que me encanta venir a España, y venir a convenciones es maravilloso porque todo el mundo que viene aquí viene por los fans.

Sabemos de su afición a la tauromaquia, y que está produciendo un documental sobre el diestro Juan José Padilla. ¿En qué fase se encuentra el trabajo?

Conocí a Juan José hace unos dos años en una conferencia en Madrid. Y por una extraña razón, él no habla inglés, y yo tampoco español, coincidimos, enganchamos, encajamos. Él me contó cuando perdió el ojo, y me pareció un conferenciante maravilloso. Profundo e interesante cuando hablaba. Y nunca había estado en una corrida. Me invitó, he ido a varias. Y tengo que decir que en Pamplona, en concreto, me dedicó un toro. Para mí ha sido un gran honor. Y entonces le propuse o pregunté si quería hacer un documental. Porque en el resto de Europa la gente no comprende cómo de importante es la corrida. Lo ve de forma muy mala. Y quería explorar el hecho, que es una cosa muy integral en la cultura española, y también la actitud que tiene: «Las corridas son malas», dicen. Y yo quiero decir que tener animales en granja, en cajas, y alimentarlos y matarlos llenos de antibióticos es de una crueldad terrible. En cambio, vemos una corrida y decimos: «Es malo». No, no lo es. Y es algo sobre lo que quería hablar. Y le pregunté a Padilla si quería estar en el documental, y sé que voy a tener muy mala prensa.... pero estoy en una edad en la que me importa una mierda.