¿Cómo es el Mundo de la tarántula?

El nombre del libro y la obra se lo debo a una andaluza que dijo: «Mi hijo se dedica al mundo de la tarántula [por farándula] y aquí estamos, con las carnes abiertas». Vamos a romper el patrón de las stand up comedies y volver a construir «la cuarta pared». He hecho una obra de teatro con un montón de personajes, no es un monólogo normal. Me desdoblo y replico a gente que habla conmigo, gente que vive y que ha muerto. Abro mi corazón, juego al límite. Me hago transparente.

¿Veremos a un Carbonell muy diferente al que vemos en escenarios y televisión?

La gente sabe que yo soy un tipo muy alegre, lo que no conoce son las cosas que no son tan divertidas. Esas también salen.

¿Vamos a llorar?

Sí. Creo que llora todo el mundo. Yo voy a intentar contenerme. Creo que he conseguido construir una montaña rusa, la vida tiene algo de eso. De repente estás muy alegre y de pronto te sorprendes llorando. En algunos ensayos me he emocionado y el director me ha dicho «no, no; que lloren los demás». Igual porque piensa que las lágrimas eran falsas, pero no. Yo me voy a dejar llevar. En los ensayos, el director puede decir lo que quiera, pero cuando salga al escenario con el público real me voy a soltar y hacer lo que me dé la gana. Sé lo que ha pasado en los ensayos, pero no lo que se va a ver en el escenario con el público real. De todo modos, la gente que vio Hospital Central ya vio cosas de mí muy tiernas.

Sí, pero ahora el personaje a interpretar sobre las tablas es usted mismo...

Ahora en el espejo me miro y digo: «No tengo que concentrarme en ningún personaje». No tengo que ser más mi cuñado, ni mi padre... Una de las cosas que la gente quiere en la vida es saber quién es. Yo intento ser honesto conmigo mismo. Lo más bonito que me han dicho del libro no es que esté bien escrito o que se hayan reído o llorado, sino que estaban leyendo su propia vida. Las cosas que nos pasan son muy similares, luego hay distintos grados de vandalismo o domesticación (risas). Trato temas universales.

Dice que es una obra de teatro pero tiene un poco de musical.

Sí, también canto. Muestro el poder emotivo de la música. La primera vez que me sentí abrazado por la música tenía que revivirla en el escenario, sacar a ese niño de ocho años que salió en la fiesta del colegio Salesianos de Cádiz a cantar Mi carro. También están las canciones que me han marcado y la gente que las cantaba, así como las canciones que han marcado una época.

Libro, teatro... Una vida apasionante para que salte a tantas artes. Dentro de nada la vemos en cine.

Eso que lo decidan otros. El día que hagan un biopic... Bueno, a Raphael se lo han hecho, pero su vida es apasionante. En realidad, creo que todas las vidas son apasionantes.

Permítame la licencia, ¿su estado de locura es real o solo un personaje?

Creo que no estoy nada loco. Lo estaría si en vez de dedicarme a esto fuera abogado o me hubiera metido a cura. Los locos son gente que no han encontrado su sitio y yo he encontrado el mío.

Si son sus memorias, ¿por qué no se dirige a sí mismo?

Le pedí al productor que viniera a verme porque esto lo hacía yo en plan monólogo rupestre. Vio que puse al público en pie y pensé que me diría que no lo tocara. Y me dijo: «Hay que buscarte un director y tienes 40 días de ensayo obligatorio». En realidad me alegro mucho de haber trabajado con un director porque necesitas la opinión de alguien desde fuera.

¿No le tienta volver a la gran pantalla como director, tras Atún y chocolate?

No si no veo entusiasmo y no me gusta pedir favores.

Ha hecho televisión, cine, teatro, literatura, música... ¿En cuál se siente más libre?

Siempre he sido yo mismo. Esto ha sido un trabajo muy largo y no es convencional. Aunque estoy acompañado por mis amigos estoy solo sobre el escenario. Es sobre mi vida; si a la gente no le gusta mi vida me tendré que tirar por una ventana (risas).

¿Cómo va esa resurrección de Los Toreros Muertos?

Fantásticamente. Íbamos a hacer solo un disco en directo para celebrar los 30 años y la cosa se ha ido liando y hemos estado en los festivales más importantes.