Bruce Davidson (Oak Park, Illinois, 1933) se hizo fotógrafo para hacer crítica social desde la imagen y por eso está considerado como uno de los grandes Concerned Photographers, una expresión acuñada por Cornell Capa para referirse a los fotógrafos dedicados a denunciar el lado oscuro de la sociedad.

Después de unos primeros fotoensayos sobre temas diversos, en 1954 el azar vino a su encuentro cuando en una carretera de Arizona que bordeaba la frontera con México conoció a los Wall, John y Kate, una pareja de ancianos (94 y 79 años) a los que fotografió incesantemente durante semanas para inmortalizar la decadencia de un mundo que se desvanecía, el del viejo Oeste americano, al que pertenecía la pareja. Fue la primera de sus series dedicadas a uno de los mundos marginales de la sociedad de los Estados Unidos.

Davidson había estudiado fotografía gracias a una beca del Rochester Institute of Tecnology y completó su formación con estudios de diseño como alumno de Joseph Albers, el profesor de la Bauhaus, en la Universidad de Yale, aunque su afición había comenzado mucho antes, cuando su madre le instaló un cuarto oscuro en el sótano de la casa familiar para que revelase allí sus fotografías de aficionado. Sus primeros trabajos como fotógrafo fueron reportajes sobre temas de su vida cotidiana, como el equipo de fútbol de la Universidad de Yale donde estudiaba, antes de centrar su objetivo en la fotografía social.

Todo un camino a la denuncia social. La primera serie con la que consiguió un fuerte impacto emocional fue la que dedicó a las bandas juveniles callejeras de Brooklyn, con las que convivió durante once meses y con cuyas fotografías publicó en 1959 en la revista Esquire, después de haber sido rechazadas por Life, un ensayo entre el fotoperiodismo y la fotografía documental. Eran unos años en los que la sociedad americana comenzaba a tomar conciencia de aquella otra vida de jóvenes americanos a través de películas como West Side Story o Rebelde sin causa.

A partir de ahí centró sus preocupaciones profesionales en la denuncia de la explotación laboral, las injusticias, la marginación social y los derechos de las minorías en los Estados Unidos. En los años 60 ilustró para el New York Times las marchas por los derechos civiles en su país. Como Cartier-Bresson, adoptó una postura humanista en su obra, a la que, como Robert Frank, añadió una sensibilidad poética.

En 1955 se trasladó a Francia para terminar el servicio militar. El viejo continente le aportó una visión artística de la fotografía bajo cuya influencia realizó un reportaje sobre la viuda del pintor impresionista Leon Fauché, a la que visitó asiduamente, rodeada de cuadros y recuerdos de su marido. El sentido artístico no iba a abandonarle nunca, aunque no se le pueda incluir en ningún movimiento. Pero algunas de sus fotografías, como las de la Torre Eiffel o Notre Dame de París, y más tarde de Central Park, pueden ser consideradas como verdaderas obras de arte. Pero Francia hizo algo más por Davidson, pues allí conoció a algunos de los grandes fotógrafos de la primera mitad del siglo XX, entre ellos a su admirado Cartier-Bresson, a través del que estableció sus primeros contactos con la Agencia Magnum, en la que ingresó en 1958. Su primer trabajo para la agencia fue El enano. Esta serie está dedicada al mundo del circo pero no desde la perspectiva de sus estrellas deslumbrantes, trapecistas, magos, domadores... sino desde la de uno de esos personajes desdeñados y marginales, un enano, Jimmy Armstrong, de quien nos transmite una imagen de soledad y aislamiento.

Su serie más recordada, y por la que pasó a figurar entre los grandes fotógrafos de la historia, fue East 100th Street, un proyecto iniciado en 1966 y prolongado hasta el 68, sobre la vida de los moradores de un edificio de viviendas en el Harlem hispano de Nueva York. Cuando se publicó, algunos medios lo consideraron como el documento gráfico más importante del siglo. Para la realización de este trabajo convivió durante años con los inquilinos de este barrio, uno de los más peligrosos del Nueva York de los sesenta. La degradación del entorno, la vida precaria de sus habitantes, la situación de exclusión social, son tan realistas en las imágenes de Davidson que consiguieron movilizar a la opinión pública sobre estas gentes abandonadas a su suerte. El MoMA colgó en sus paredes la serie completa en una de sus exposiciones más recordadas.

En Nueva York, donde vive, realizó también Central Park y Subway, sobre los viajeros del metro de esta ciudad, algunas de cuyas fotografías hizo en color. Interesado también por la imagen en movimiento desde que participara en el rodaje de Zabriskie Point de Antonioni, Bruce Davidson hizo varias películas, como Living Off the Land (1969), Zoo doctor (1971), Isaac Singer´s Nightmare (1972), esta última un documental sobre el escritor judío, que realizó simultáneamente a su serie fotográfica Cafetería Garden, con los clientes que pasaban por el establecimiento al que también acudía Isaac Bashevis Singer. Davidson viajó por numerosos países para realizar sus trabajos. Inglaterra, Escocia, México, Italia... y España, cuyas imágenes de los niños del barrio de La Chanca, en Almería, impresionan por su realismo. Otra de las facetas de Bruce Davidson, aunque marginal, es la fotografía de moda, que publicaba en la revista Vogue por encargo de su director artístico Alexander Liberman.