En junio del pasado año, el pintor malagueño Antonio Montiel formó parte del jurado de los Premios del Ejército que organiza el Ministerio de Defensa. Allí tuvo la ocasión de mantener una conversación con los Reyes, Felipe y Letizia. En la charla comentaron la idea de realizar un retrato al monarca siguiendo la tradición, ya que sus padres, don Juan Carlos y doña Sofía, fueron pintados por Montiel. No llegaron a concretar nada, pero a principios de diciembre, en un encuentro con el teniente general del Ejército de Tierra surgió de nuevo el tema. El antequerano puso entonces una condición: el Rey tendría que posar para él, no le bastaría una fotografía como modelo.

El objetivo se antojaba complicado, ya que la Casa Real no estaba dando audiencias para este tipo de cuestiones. Pero al tratarse de una petición del Ejército, y por el buen recuerdo que la institución tiene de los retratos de los padres del Rey, propició finalmente la llamada del jefe de protocolo, quien le confirmaba al artista que el encargo se llevaría adelante.

La cita se acordó para el pasado martes 10 de enero en el Palacio de la Zarzuela. Sin embargo, la muerte del expresidente de la República de Portugal, Mário Soares, obligó a don Felipe a viajar al país vecino para acudir al funeral, posponiendo la cita con Montiel a una fecha aún por determinar.

Este retrato será un nuevo jalón en una larga y fructífera carrera. A los seis años, Antonio Montiel empezó a ganar premios, presentando su primera exposición con 14. Desde entonces no ha dejado de recibir encargos. Los nuevos trabajos que tiene acordados los realizará en Málaga. Uno de ellos será un cartel para la Cofradía de El Rico, otro es un retrato de Adelaida de la Calle, consejera de Educación de la Junta de Andalucía, que le han solicitado desde la Universidad de Málaga.

Desde los tres años y medio que pintaba la cara de Marisol -su musa- en su bloc de dibujo, Montiel se ha sentido atraído por el retrato. En estos tiempos, la utilidad de este tipo de pintura realista no es la misma que tenía en la época de Velázquez. La fotografía forma parte de nuestra vida pero, según explica, «hay cosas que no puede suplir una cámara»: «Un retrato es un compendio de muchas cosas que duran un momento. Desde que comienzo un retrato hasta que lo acabo, hay cincuenta mil expresiones que van pasando hasta dejar la última. Pero se refleja todo, lo vas sintiendo y plasmando, y eso la cámara no lo termina de lograr».

Pero Montiel no sólo se dedica a este género, también ha pintado paisajes y bodegones. «He hecho de todo, sólo que el retrato ha sido siempre mi especialidad», detalla. Y su reto siempre ha sido el de «captar lo que la persona lleva dentro». De ahí su apodo, el pintor del alma: «Mi preocupación siempre se centra en lo que para mí es lo más importante: los ojos. En captar esa parte del alma». Además, el malagueño considera que se trata del género más difícil y que ha desarrollado «todos los grandes», desde Goya a Velázquez, pasando por El Greco o Rembrandt.

A lo largo de sus trayectoria ha retratado a numerosas personalidades, además de a varios miembros de la monarquía española, los pinceles de Montiel han inmortalizado a cantaoras como Rocío Jurado o Lola Flores, la reina de Inglaterra e incluso Fidel Castro. El retrato del desaparecido mandatario cubano fue por encargo de una multinacional. Hospedaron al pintor en el Hotel Nacional de Cuba durante cinco días para hacer varias visitas a Castro. «El palacio Presidencial tenía más seguridad que el de la reina de Inglaterra», recuerda, mientras espera la confirmación para iniciar su retrato de Felipe VI.