La asamblea de mujeres

Compañía: Pentación y Festival de Teatro Clásico de Mérida. Autor: Aristófanes en versión de Bernardo Sánchez. Dirección: Juan Echanove

Intervienen: Lolita Flores, María Galiana, Miriam Díaz Aroca, Pedro Mari Sánchez, Luis Fernando Alvés...

Lugar y fecha: Teatro Cervantes, 26 de enero de 2017

La asamblea de mujeres de Aristófanes en versión de Bernardo Sánchez y dirigido por Juan Echanove se presentó en el Cervantes de Málaga con Lolita Flores como cabeza de cartel. El autor, Aristófanes, creó un espectáculo cómico en el que a pesar de la imposibilidad legal y moral de la época, y ante los extravíos y falta de interés de los ciudadanos por la política de su tiempo, propone que sean las mujeres las que gobiernen Atenas.

Hoy se entiende que hay una reivindicación de género en esta propuesta, pero por arrimar el ascua a nuestra sardina, porque realmente no parece que esta fuera la intención del dramaturgo, más dispuesto a utilizar a las mujeres como medio para ridiculizar a los hombres que eran los que verdaderamente debían tomarse en serio las cosas. Sea como fuere aquí un grupo de mujeres deciden disfrazarse del sexo contrario para ir en masa a la Asamblea y obtener para ellas mediante votación el privilegio de mandar.

A partir de ahí se inicia una especie de revolución comunista en la que todo debe ser de todos, incluidas hacienda, hijos y cónyuges. En el fondo Aristófanes, que no es que fuera tan liberal porque eso no cabía en la época, estaba dando a entender que la falta de interés por las cosas de la política en los ciudadanos libres y masculinos podía alentar el auge de los populismos. Esta versión opta por tomar la parte lúdica de la propuesta. Se dice de Aristófanes que era un autor de trazo grueso, puede que sí, por eso debe ser que la dirección ha dado rienda suelta para que los personajes se descosan con cualquier término soez sin objetivo más que hacer reír por el exabrupto. Bueno, objetivo conseguido.

También parece ser que al griego le gustaba dibujar ambientes festivos, por eso será que la dirección propone un estilo interpretativo grotesco más cercano a la máscara o mascarada. Pero tal vez es ese disfraz el que aleja la posibilidad de una crítica social que apenas se asoma en un par de referencias a la actualidad como un chiste más. En la parte actoral hay una extraña sensación de desorden. Se diría que cada cual ha sacado lo que cree más gracioso de sí mismo para usarlo en el personaje. Pero recuerda más a ese momento que pasando, letra y movimiento, los actores juguetean para desahogarse antes de la función.

Pedro Mari Sánchez hace un buen esfuerzo mal apoyado por la dirección y Lolita Flores hace de sí misma en el programa de televisión de Tu Cara Me Suena. El resultado me recuerda mucho a Jorge Llopis y su obra Los Pelópidas.