Filarmónica de MálagaTemporada de abono OFM 16|17 abono n. 8

Director: Mihnea Ignat . Solista: Ludmil Angelov, piano Programa: Concierto n. 1 para piano y orquesta en mi menor, op. 11, de F.Chopin; Sinfonía n. 36 en do mayor, K. 425, «Linz», de W. A. Mozart y Suite de «El caballero De la Rosa», Trv 227d (WoO 145), de R. Strauss

Tras la obligada ausencia de la OFM en el escenario del Cervantes, el pasado jueves y viernes la primera orquesta retomaba su temporada de abono en su espacio de referencia. Esto no ha impedido que el conjunto haya seguido desarrollando su actividad concertista en otros espacios de la capital y fuera de ella. Sirva de ejemplo el buen sabor que dejaba tras su participación en el Villamarta en su última producción escénica.

Llegamos al ecuador de los abonos y la sensación no puede ser más favorable tanto en el punto de la selección de obras, como en el marco artístico, donde parece haberse instalado y del que no hay previsión de abandonar. Avalado por su asistencia al maestro López Cobos y orlado por un completísimo currículo profesional, entre orquestas internacionales y propias, Mihnea Ignat subía al podio de la Filarmónica con un programa clásico y de gran repertorio que tendría su reflejo en la entrada que reflejaría el coliseo malagueño. Ver el Cervantes lleno es algo que agrada más que divisar archipiélagos entre las butacas. A lo largo de hora y media el director rumano nos proponía un recorrido por tres escuelas centroeuropeas que atesoran lo mejor del gran repertorio desde la perspectiva de propuestas sonoras que en su nexo de unión miraban hacia el pasado de las formas: el piano cantabile de Chopin, el sinfonismo evocador de Haydn en la escritura de Mozart y finalmente las líneas neoclásicas strausianas sobre notas barrocas.Sensibilidad extrema

En su visión sonora, Mihnea partiría del abismo de un lienzo en blanco para destacar las distintas personalidades de los autores en programa con la complicidad de los profesores de la OFM. Junto a la sensibilidad extrema y firme del piano de Ludmid Angelov, batuta y conjunto sabrían hilar un discurso cargado de sensualidad a pesar del claro protagonismo del piano en la primera página concertante de Chopin. Tras el medido allegro inicial, le continuaría una Romanza central irresistible en su tono íntimo, exento de exageraciones hasta llegar al rondo conclusivo desde una perspectiva alejada de patetismos y habituales tópicos con los que se ha venido revistiendo el repertorio del músico polaco.El caballero de la rosa

Un nuevo cambio de registro llegaba de la mano de un inmenso Mozart y su Sinfonía Linz , donde es evidente ya el dominio de la forma en esta partitura que sirve de prólogo a los últimos trabajos sinfónicos mozartianos.

Ignat dibujaría un Mozart justo en la dinámica y genio en el hilado de los temas apoyado en los continuos diálogos entre maderas y cuerdas. Frente al tono solemne del primer movimiento se irían sucediendo distintas imágenes hasta el climax del presto conclusivo en el que la OFM firmó una lectura sobresaliente aún con una cuerda algo sobredimensionada; la acústica obliga.

El Strauss de El caballero de la rosa que aupó en vida al compositor alemán volvía a los atriles de la Filarmónica concluyendo un concierto de enjundia, con claro protagonismo de los vientos y donde se aprecia la sensibilidad y predilección de la OFM por el repertorio germano en general y strausiano en particular.