A los Danza Invisible no hay quien los pare. En la carretera llevan desde comienzos de los ochenta y en la carretera continúan. Son pocas, por no decir ninguna, las bandas españolas nacidas bajo el irrepetible signo de la movida madrileña que siguen en activo. Y aún son menos las que lo hacen con el vigor y la dignidad que muestran los de Torremolinos sobre el escenario. No hay ningún secreto en su eterna juventud musical, pero sí una fórmula capaz de aniquilar el desgaste del tiempo y el hastío. Una fórmula llamada amistad. Con sus más y sus menos, Javier Ojeda, Antonio Luis Gil, Manolo Rubio y Chris Navas han construido un sólido muro de fraternidad y respeto inalterable a los vaivenes en la venta de discos, las giras agotadoras o la disparidad creativa. La salida del batería Ricardo Teixidó en 1993 es la única alteración vivida en el seno del grupo desde su formación en 1982, año en el que editaron su primera referencia discográfica, el Ep titulado Sueños.

Así nacía, hace ahora 35 años, el grupo malagueño que conquistó las emisoras de todo el país y logró una posición más que destacada entre la fructífera cosecha musical de aquellos años. ¿Y saben para qué sirve cumplir tantos años en un grupo junto a los viejos amigos de siempre? Pues para poder celebrar que la maquinaria no ha dejado de funcionar ni un solo año y que la gente no ha perdido la ganas de escuchar tus canciones.

Con el único objetivo de celebrar sus tres décadas y media de música y amistad, Danza Invisible se sube este sábado al escenario del Auditorio de Torremolinos para, además, reivindicar su discografía menos radiada -que no de menor calidad- y menos conocida. La banda, que grabará el concierto con la intención de publicar un nuevo álbum en directo, ejecutará un repertorio con temas que muy pocas veces han sonado en sus recitales y que pertenecen a los discos de finales de la década de los noventa en adelante. «La idea es reivindicar estas canciones que sonaban más personales y en las que introducíamos el soul y los ritmos latinos», sostiene Ojeda, que recuerda que «siempre se habla de los Danza Invisible de los ochenta», aunque cree que las canciones de los noventa tiene un carácter muy elegante. «Además están sonando genial en los ensayos», explica entusiasmado. El disco central de este concierto de celebración será En equilibrio (1998), álbum que se abre con la pegadiza Por ahí se va y que contiene La mejor receta, temas que sonarán durante esta celebración que promete ser un concierto «muy emotivo» que se dividirá por «una sorpresa central» que no dejará a nadie indiferente.

A las 21.30 horas, antes de que la banda aparezca en el escenario, la formación Músicos de Contrabando hará sonar una selección de temas de Danza, convirtiendo la cita en todo un homenaje al legado musical del grupo. Durante toda la velada, los fans podrán hacerse con el ejemplar Compañeros en el camino, la primera biografía de Danza Invisible que recorre toda su trayectoria. Escrita por el periodista -«y fan»- Salva R. Moya, el volumen presenta un relato repleto de anécdotas y datos curiosos sobre la formación de Torremolinos.

El trigésimo quinto aniversario del grupo ha servido de excusa perfecta para que su historia «de música y amistad» quede plasmada en este volumen de casi 400 páginas que presenta, además de un repaso por toda la vida de la banda, desde su germen hasta la actualidad, un detallado análisis de su discografía y una más que llamativa galería de fotografías del archivo personal de sus componentes. «Creo que a los fans de Danza Invisible les va a encantar este libro, al que le he puesto mucho cariño», confiesa el autor, que cuenta la historia de la banda a través de las palabras de sus miembros y de los numerosos colaboradores con los que ha contado el grupo, desde Roberto Cantero a Nando, pasando por Coki, Miguel Paredes, Ángel Crespo, El Clande, Gino Pavone, Tony Romero, Rafa Insausti o el actual batería, Miguelo Batún, entre otros muchos. Las dedicatorias de compañeros de profesión, como Kiko Veneno, La Guardia, Amaral, Pablo Alborán, Diana Navarro, Nacha Pop, Los Rebeldes, 091, La Unión, La Frontera, Cómplices o Seguridad Social, completan este viaje por la vida y obras de los Danza Invisible.