Luz y sombra. Color y matices. Geometría y cadencia frente a la irregularidad y el caos. La obra del sudafricano Pierre Louis Geldenhuys llega por primera vez a Málaga dentro del marco que ofrece la tercera edición del Art & Breakfast, exponiendo en la habitación 210 del Hotel Room Mate Larios su original propuesta bajo el título 'Elogio de la sombra. Tras la in'ei de los Shojis origámicos', comisariada por Merche Medina y Jose Ramo?n Alarco?n de Ecomunicam, y que se antoja una especie de puente estético y semántico entre Oriente y Occidente, con el arte japonés del origami como principal fuente de inspiración que combina inteligentemente con su habilidad con el arte textil y el juego de luces.

La presencia de Geldenhuys en la feria de arte Art & Breakfast aporta una visión fresca del arte desde el punto de vista conceptual, ofreciendo una sutil invitación a la evocación de mundos interiores del autor, pero también del espectador que bucea en el juego de luz y texturas de sus obras.

La base de su trabajo es el arte textil, que maneja con gran habilidad fruto de su experiencia como diseñador de alta costura. No en vano estuvo durante nueve años como responsable de vestuario en The State Theatre de Pretoria, desarrollando su trayectoria profesional en los siguientes años como diseñador de moda y alta costura para las firmas Coast Line Clothing y Rosenwerth, ambas en Ciudad del Cabo. En la última década Pierre Louis Geldenhuys se afinca en España -combinando su residencia entre Valencia y Madrid-, lo que supone un punto de inflexión en su trayectoria profesional, orientándose al arte textil, buscando un camino personal a través de la técnica del origami.

La exposición de Geldenhuys es el resultado de ese cambio profesional, que viene propiciado por la lectura del escritor japonés Junichiro Tanizaki y su reflexión sobre la estética en su ensayo 'Elogio de la sombra'. El autor sudafricano sabe combinar su pasión por el arte textil para componer cuadros de una cadencia geométrica propia de los origamis, aprovechando la luz para dar matices a los colores y resaltar la propia irregularidad de los tejidos. La idea es componer un espacio de reflexión íntima para el espectador, utilizando el color como principal vehículo expresivo para dejarse llevar por la cadencia geométrica de la composición. De hecho, este último punto es clave en tanto que se rije por el concepto de los llamados 'shojis', paneles correderos de los vanos en la arquitectura tradicional japonesa que proyectan sombras y trascienden las composiciones sobre el plano.