A partir de la próxima semana y hasta mediados de agosto, un equipo de ocho restauradores de Quibla Restaura trabajará sin descanso para devolver su aspecto original al telón de boca del Teatro Cervantes, sujetado por un andamio en el Patio de Banderas del Ayuntamiento para que todos los ciudadanos que lo deseen puedan ser testigos de su estado actual así como de los trabajos de restauración. Será una tarea difícil, ya que la Alegoría del teatro pintada por Bernardo Ferrándiz en 1870 se encuentra oculta bajo dos capas. «Las dos restauraciones anteriores, realizadas en 1902 y 1954, resultaron desastrosas y empeoraron el aspecto de la pintura original, ocultándola bajo dos nuevas capas de pintura. Nuestra labor será rescatar en la medida de lo posible la obra original», sostiene Estrella Arcos, autora del proyecto de restauración.

Con casi 200 kilos de peso y un imponente tamaño (9,1 metros de ancho y 12,8 de largo), el telón se muestra bastante afectado debido a los cientos de parches de papel japonés y cola de pescado que se han colocado sobre la pintura para asentarla. «En la capa pictórica es en lo que nos vamos a centrar ahora», expone Arco, que invita a todos los malagueños a que les visiten y les pregunten las dudas que tengan al respecto.

Antes de su llegada al Ayuntamiento, el pasado sábado, el telón se enrolló en un gran cilindro construido para la ocasión y se trasladó al Palacio de Ferias para los trabajos de intervención en la deteriorada y parcheada tela. Esta fase se prolongó más de lo previsto dado que al retirar el reentelado de algodón que se hizo en la intervención de 1954 se encontró la tela original, de lino, en mucho peor estado del que se esperaba: los distintos materiales, con sus diferentes tensiones y factores de encogimiento y con varias capas de parches superpuestos, así como la cola con la que se adhirieron causaron graves deformaciones y fisuras. Por ello, prosiguieron los trabajos en el soporte en el Instituto La Rosaleda, incluido un refuerzo de lino con una tela llegada de Italia, muy parecida a la original, que se adhirió con gacha española (pasta de harina de trigo y colas y resinas). Una vez finalizado el asentamiento del soporte textil se pudo trasladar la pieza al Patio de Banderas del Consistorio, la última estación de esta sanación del telón de Ferrándiz, cuyo coste es de unos 95.000 euros y que es posible gracias a la aportación de la Fundación Málaga.

Turandot marcará su regreso en noviembre

A Ferrándiz le fue encomendada tanto la decoración del techo del Cervantes como su telón de boca. Para la primera se declinó por una alegoría de la ciudad en la figura de las Bellas Artes. Para el telón de boca, uno de los más conseguidos de los realizados en la España del XIX, el autor desarrolló una propuesta iconográfica que deshiciera la ruptura entre escena y público al introducir una abertura imaginaria en el centro, por la que asoman los personajes que se representan. Destaca en el lado derecho la figura de Mefistófeles, en el que el pintor se autorretrató.

El óleo sobre lienzo de grandes proporciones (unos 148,5 metros cuadrados) que corona el patio de butacas fue realizado entre mayo y septiembre de 1870. Para su ejecución contó con la colaboración de discípulos suyos, entre los que se encontraban Carreto, Matarredonda, Barco y Pérez. A esta obra precedió un boceto, integrado en los fondos del Museo Provincial de Bellas Artes, en cuya realización intervino otro pintor destacado en la Málaga del siglo XIX, Antonio Muñoz Degrain. El telón fue exhibido al público por última vez en 2012, en la celebración del 25 aniversario de la reapertura del Cervantes. Una vez concluida la restauración, el lienzo quedará montado en una estructura rígida y permanente de aluminio, a modo de cuadro gigante, en la caja escénica del Cervantes. A partir de entonces, podrá volver a ser utilizado en ocasiones especiales: la primera prevista es el ensayo general de Turandot, la obra que abrirá en noviembre la temporada lírica.