La idea partió del departamento de Ciencias del Colegio San Francisco de Asís de Mijas. Por qué no hacer didáctica de las ciencias usando un género literario. Y por qué no transformar un cuento en un expericuento, en el que la acción, la intriga y el desenlace final fueran narrados por expericuentistas alumnos del centro. Y, dicho y hecho, el equipo del Club Faraday del colegio mijeño decidió hacer cómplices a los chicos. El resultado fue tan espectacular que decidieron presentar el proyecto al XVIII Concurso Internacional Ciencia en Acción que se celebrará en octubre en las ciudades de Eibar y Ermua. Un certamen dirigido principalmente a profesores de todos los niveles educativos de España, a investigadores, divulgadores científicos, así como a cualquier persona interesada en la enseñanza de la ciencia, en cualquiera de sus disciplinas, de España, Portugal y países latinoamericanos. En concreto, se trata, dentro de la modalidad del concurso Puesta en Escena, de la obra La bruja probeta, que ya fue representada en el Colegio San Francisco de Asís por alumnos de secundaria en el marco de la Semana de las Ciencias. «Lo realmente interesante de este proyecto es ver cómo gracias a la obra los alumnos adquieren conocimientos de química o de física en un entorno que no es el aula, cambiando las sillas de la clase por el escenario y los cuadernos por manuales para informarse de cara a preparar el expericuento y los retos que se plantean en la historia que se va a contar», explica Fernando Nogales, impulsor de la idea en el departamento de Ciencias del San Francisco de Asís. En La bruja probeta los actores-alumnos son sujetos pacientes; es decir, no manejan material de laboratorio, pero están interactuando continuamente con el público, que también es infantil y juvenil, transmitiendo el conocimiento de química y física que han ido adquiriendo con la preparación de la obra. La historia narra un problema medioambiental que, además, está cerca de su realidad, pues una bruja ha raptado al personaje central, Nemo, y ensuciado la playa de Mijas para que ninguna persona pueda disfrutarla. Para solucionarlo, se llamará a los científicos del colegio, que tendrán que solucionar toda una serie de retos que la bruja les va a plantear para soltar al pez. Y que la playa pueda ser visitable de nuevo. Son retos que se solucionan estudiando, trabajando en equipo y consultando manuales. Y esto es lo realmente interesante, pues la propia obra les inculca además los valores del estudio, el esfuerzo y el trabajo en equipo».