Maribel Verdú, Rosa Montero, y Soledad Lorenzo son sólo algunas de las mujeres que, junto con la propia escritora, dejan en No madres los motivos, en algunos casos elegidos y en otros impuesto por la naturaleza o la medicina que les llevaron a ese camino que, como la propia autora asegura, «no nos enseñan en las escuelas» y desgraciadamente aún pocos entienden.

¿Qué es lo que usted ha querido transmitir con No madres?

Mi intención con este libro no es hacer una crítica a las mujeres que son madres, ni decir que no tener hijos es lo que debes hacer, no. Lo que yo quiero transmitir es que todas las mujeres debemos ser libres para decidir qué camino queremos tomar, si queremos tener hijos o no. Defiendo la libertad de toda mujer a elegir su propia vida.

Su currículum es impresionante, llegando a ser subdirectora de una revista de renombre como es Cosmopolitan. Sin embargo, ¿alguna vez le han hecho sentir que no está completa por no tener hijos?

Para empezar yo no sabría decirte qué es estar completa, no es ya un cuestión de hijos o no. Pero sí es cierto, tengo una buena trayectoria profesional, tengo una familia, proyectos y, sin embargo, aunque yo no lo siento así, la sociedad sí me ha hecho sentir en diversas ocasiones que no es suficiente, como si todavía estuviera a medio camino.

¿Cree que su marido se encuentra en la misma situación?

A un hombre no se le juzga tanto. A mi marido le preguntan si tiene hijos y cuando responde que no, se acabó la rueda de preguntas, pero conmigo no. No sé por qué pero a las mujeres se nos juzga constantemente. No sólo a mi por no tener hijos; conozco a madres con cuatro hijos a las que también se las juzga por ello. Quiero decir, yo he querido dar voz a las mujeres que no son madres porque es mi caso y porque es algo de lo que nunca se habla y debe hablarse porque a las mujeres se nos presiona demasiado con el hecho de ser madre. Pero, en realidad, nos encontramos en una posición en la que se nos juzga por todo.

¿Considera que en este ámbito se ha producido una involución?

Sí, la verdad es que sí. El libro está compuesto por diez entrevistas, con mujeres con perfiles muy distintos, de generaciones diferentes... Encontré testimonios como el de Soledad Lorenzo, que nació en 1937 y que me contaba que en su generación era casi una obligación, te casabas y enseguida te tenías que poner a tener hijos; en contraposición estaba Rosa Montero, que nació en 1951, y me contaba que en su época era innovador no tener hijos, se consideraba algo moderno. Sin embargo, me sorprendí cuando hablé con mujeres de mi generación, del 75, y me contaban que se habían sentido muy juzgadas y que habían tenido que soportar preguntas bastantes incómodas.

¿Qué le llevo a incluir el testimonio de otras mujeres en No madres?

Creo que mi propia duda. Cuando decidimos dejar de intentar tener hijos, tanto mi familia como mi marido me apoyaron muchísimo, pero aún así, a mi me afectaba mucho esa pregunta que muchas veces te hacen: «Ahora estás bien porque todavía eres joven pero cuando seas mayor te vas a arrepentir». Y empecé a preguntármelo yo misma: «¿Tendrán razón? ¿Me arrepentiré?»... Es que en mi colegio me enseñaban eso de naces, creces, te reproduces y mueres. Te lo enseñan como un camino ineludible, y necesitaba conocer el testimonio de otras mujeres que por elección propia, como es el caso de Maribel Verdú, o por problemas médicos no fueran madres, que no hubieran seguido ese camino. .

¿Considera que esa involución que comentaba con respecto a su generación y la de Rosa Montero se extiende hasta las generaciones más jóvenes, las actuales?

No sabría decirle con exactitud, pero creo que sí. Lo noto en cosas como que las nuevas generaciones dejan que sus parejas les miren el móvil como muestra de confianza. En mi generación esto no ocurría. Y es algo muy preocupante. No obstante, al igual que tengo estos datos preocupantes, también noto un gran interés entre las mujeres jóvenes por el feminismo. Cuando yo tenía 20 años no me preocupaba en absoluto por ello y ahora tengo una sobrina con esa misma edad muy interesada en ese movimiento.

Si tuviera que quedarse con alguno de los testimonios de los que recoge en su libro, ¿cuál sería?

Sería muy difícil elegir una, pero si tengo que hacerlo, y al hilo de esa duda de la que he estado hablando, me quedo con unas palabras que me dijo Soledad Lorenzo, que ya cuenta casi 80 años : «Vas a ser feliz, te lo juro». Me lo dijo tan convencida... Cuando alguien te jura algo, lo hace con seguridad. Noté que lo decía de verdad y eso me tranquilizó mucho.