El inclasificable cantautor italiano Franco Battiato protagonizó anoche en la plaza de toros de La Malagueta la apertura de su nueva gira por España. La actuación, enmarcada dentro del festival veraniego Terral que organiza el Teatro Cervantes, fue la única que el certamen ofrecía fuera del coliseo de la calle Ramos Marín. Ante un público expectante y mayoritariamente adulto -los jóvenes brillaban por su ausencia en el albero de la plaza-, Battiato desplegó toda su artillería sonora, interpretando temas más señeros de su extenso repertorio, como Voglio vederti danzare o La stagione dell´amore, entre otras muchas, alternadas con las composiciones de su último trabajo, la antología Le nostre anime, lanzada el pasado año.

Con un exquisito tono y con una actitud cercana hacia su público (pero siempre manteniendo su exquisito misterio: no ha concedido entrevistas a medios españoles para esta gira), el italiano firmó con notable una actuación que estuvo precedida de la del cantautor Juri Camisasca, amigo y colaborador suyo en sus filmes, óperas y discos, además de dueño de una interesante trayectoria en el rock experimental transalpino. Singular hasta lo inclasificable, popular y experimental a la vez (¿cuántos artistas son capaces de juntar a los fans del pop y el rock progresivo?), capaz de romper estructuras rítmicas y al mismo tiempo facturar adictivas melodías, Battiato se mostró anoche como lo que es un artista poco convencional e insustituible, además de encarnar el vivo ejemplo de conexión entre la vanguardia y el pop, de la búsqueda de la innovación partiendo del conocimiento de la tradición.

El periplo español de Battiato le llevará mañana sábado al Festival Pirineos Sur de Huesca; el martes 18, ya con las entradas agotadas, a Madrid; y dos días después a La Mar de Músicas, en Cartagena. La gira terminará con las actuaciones del 22 en el Festival Castell de Peralada de Girona y el día 24 a La Coruña.