La designación de 'Verano 1993' como la cinta española que representará a España en la carrera por el Oscar a Mejor Largometraje En Lengua No Inglesa es, desde luego, un espaldarazo para el Festival de Málaga Cine En Español. Muchas veces hemos señalado la escasa, por no decir simbólica, presencia de títulos seleccionados por el certamen en las nominaciones a los Goya, como un indicador del peso y el poso real, institucional, oficial del cine al que Málaga dedica un esfuerzo presupuesto y organizativo importantes.

Por eso que el (formidable) debut en el largometraje de Carla Simón, Biznaga de Oro en la pasada edición del Festival, da la razón a quienes pujaron por ella para estrenarse aquí (tampoco echemos las campanas al vuelo: en realidad, la cinta tuvo su premiere mundial en otro festival, en el de Berlín, una cita tradicionalmente muy afín al cine español más o menos alternativo), y debe ser el acicate para que sigan trabajando en ese sentido, aunque con más ahínco: que sí, que quizás haya que atender a ese cine ultracomercial o de medio pelo en un festival como el de Málaga, aunque quizás en un ámbito no competitivo; el concurso ha de reservarse para películas como 'Verano 1993', productos serios, con ambiciones más allá de los números que se hacen en el despacho de una cadena de televisión; películas de las que uno se enorgullece de ser espectador y la verdadera razón de ser de un certamen como el de Málaga: apoyar a ese audiovisual que lo merece, que no tiene acceso a los circuitos mainstream pero que, bien promocionado, tiene su público. Así que, señores del Festival de Málaga, con Juan Antonio Vigar a la cabeza, enhorabuena.

Ah, y por cierto, que la película está hablada en catalán; sí, la película que representará a España en los Oscar está hablada en catalán. Ojalá sirva también esto para que nos entendamos mucho mejor entre nosotros.