Dos años consecutivos, un artista circense malagueño y una compañía de este mismo sector han sido galardonados con el premio Nacional de Circo. Sin embargo, este reconocimiento que a nivel nacional han tenido no se corresponde con el de su provincia y su ciudad, Málaga. Las actividades y espectáculos circenses han evolucionado con los años. Tanto la compañía galardonada este año, Rolabola, como Juan Antonio Moreno, «Bolo», representan un circo más contemporáneo, ofrecen espectáculos nuevos, no tan ensimismados en la técnica como sí, por ejemplo, en la introducción de nuevos elementos escénicos. Todo este esfuerzo, según han expresado los artistas, no es reconocido desde la ciudad.

La compañía malagueña Rolabola tiene 20 años. En 1996 comenzó su andadura y en 1999 dio el salto profesional. Su fundador, Alfonso de la Pola, explica que la compañía lleva tras de sí varios espectáculos, entre ellos el Circo Mediterráneo, considerado «el proyecto más fuerte» de la compañía.

Esta compañía no surge del mundo del circo tradicional, del mundo de las «carpas», sino que se centra, como expresa su fundador, en trabajar la técnica, pero también en la puesta en escena y el espectáculo teatral. «Trabajamos en teatros pero también en carpas. Nosotros no queremos hablar de circo tradicional o contemporáneo, intentamos englobar todo. De ahí uno de los argumentos que ha dado el Ministerio para que nos concedieran el premio. Nos consideran una compañía integradora y dinamizadora de espacios», explica De la Pola.

Tras haber recibido el Premio Nacional de Circo, desde la compañía expresan su agradecimiento y entusiasmo. «No esperábamos para nada ser elegidos, ni siquiera sabíamos que pudiéramos estar seleccionados y la verdad es que este premio nos llega en un muy buen momento a nivel económico y a nivel de reconocimiento. Es una alegría», indica de la Pola.

Pero toda esta alegría no se ve cubierta por las actividades que, desde la ciudad, quieren realizar. El espectáculo circense en Málaga es el gran olvidado. «En diez años puedo decir que en la ciudad hemos hecho, a lo sumo, 4 o 5 espectáculos. Hace 4 años en el Teatro Echegaray y el resto en el Teatro Cánovas», indica el fundador de Rolabola, que además destaca que «tanto por parte de Juan Antonio, Bolo, como por la de nuestra compañía, haber recibido estos premios es un honor, pero ese reconocimiento no se ha fomentado desde Málaga, sino desde el exterior».

La compañía Rolabola realiza al año alrededor de unos 70 u 80 espectáculos, de los cuales el 30% se realizan en Andalucía y el 70% en el exterior, incluyendo en ocasiones países extranjeros como Francia, Italia, Eslovenia, Marruecos y Venezuela, resalta De la Pola. «Lo que es una pena es que en nuestra propia ciudad no podamos hacer todos los espectáculos que deseamos. Málaga es una gran ciudad, podría haber una escuela de circo, posibilidad de crear una amplia programación circense y que se facilitasen los permisos para establecer circos, pero la apuesta cultural de la ciudad se centra en otros aspectos», explica De la Pola, que añade: «Se dice que desde el Ayuntamiento apuestan por los museos, y sobretodo por proyectos de gran envergadura como sería el Festival de Cine».

Aun así, Alfonso explica que aún tienen esperanzas de poder montar una carpa itinerante en la ciudad para el próximo 2018. «Queremos hacer espectáculos nuevos, espectáculo para carpa y otros espacios. Nuestra idea sería hacer un estreno en la ciudad de Málaga, a ver cómo lo ponen de accesible».

Juan Antonio Moreno, también conocido bajo el seudónimo «Bolo», conoce de primera mano la crisis por la que el circo está pasando a nivel local, y también a nivel autonómico. Este acróbata circense ganó el Premio Nacional de Circo el año pasado. Además, es el presidente de la Asociación de Circo en Andalucía y lleva años luchando por que «la palabra circo vuelva a valorarse, por que en España pueda cambiarse ese concepto», explica.

El año pasado, este artista malagueño recibió este premio que, según señala, no ha sido por el valor que se le ha concedido desde su ciudad sino por el trabajo que ha realizado fuera de ella. «El Ministerio me concedió el premio por dos motivos. El primero por haber renovado la acrobacia a partir de la incorporación de elemento escénicos, ya que yo valoro más la puesta en escena que la técnica, para mí la acrobacia no es el fin, es el camino. Y por otro lado, por la capacidad de dinamizar el circo actual en España».

Juan Antonio se inició en el mundo del espectáculo circense en Granada, la ciudad en la que actualmente vive y trabaja. «Estudié INEF en Granada y allí conocí a unos chicos que hacían malabares. Empecé con ellos y después, en Málaga, nos reuníamos muchos artistas que ahora ya son de renombre, en el puente de las Américas», expresa «Bolo» entusiasmado al recordar sus comienzos.

Este artista, además, fundó la compañía circense Vaivén. «Para el Festival de Música y Danza fui contratado por la compañía catalana Comediants. Allí conocí a Raquel Pretel, ella estaba contratada de bailarina. Decidimos hacer algo en conjunto de circo y danza. Empezamos con algo muy pequeñito en 2008 y nada, seguimos entrenando y entrenando y, mira, la familia ha crecido y estamos motivados».

Juan Antonio lleva varios años tratando de fomentar las actividades circenses en Andalucía. En concreto, en Málaga apunta que la situación «es un desastre, solo hay actuaciones que fomenten el circo en los teatros Cánovas y Echegaray». Asimismo, apunta que «el circo está muy mal valorado en la ciudad, no está considerado el arte escénica que es, y que además, es la que más llena el teatro».

Para el acróbata, esta situación se debe en muchas ocasiones a que «existen veladores en la ciudad, personas que se dedican a considerar qué es y que no es arte». En este sentido, Bolo explica que el circo se relega en muchas ocasiones al área de festejos y que él es «férreo luchador para que el circo ni se considere ni pertenezca a este área ya que pertenece a las artes escénicas».

Mientras tanto, ambos artistas y sus correspondientes compañías continúan cosechando experiencia y éxito, así como reconocimiento. Un reconocimiento que esperan que llegue también desde su ciudad para poder compartir con ella las maravillosas experiencias que el circo es capaz de regalar.