El telón de boca, pintado por Bernardo Ferrándiz en 1870, vuelve a abrir la escena del Teatro Cervantes de Málaga desde la tarde de este miércoles. Tras su restauración la pieza "está lista" para residir en las varas del teatro para el que fue concebido, según han informado desde el Teatro Cervantes.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el presidente de la Fundación Málaga, Juan Cobalea han acudido este miércoles a la presentación del telón de boca donde se ha podido contemplar durante unos minutos y, después, ha vuelto a subir para dar paso al ensayo general de Turandot, la ópera que abre este fin de semana la 29 Temporada Lírica del coliseo malagueño.

Con la vuelta del lienzo del siglo XX, el Teatro Cervantes recupera "el diálogo natural" con la pintura cenital, también realizada por Ferrándiz y donde representó una alegoría de la ciudad en el centro, rodeada de todos los aspectos de su economía: agricultura, alfarería, industria, transporte y pesca.

Para el telón de boca, el autor desarrolló una propuesta iconográfica que deshiciera la ruptura entre escena y público al introducir una abertura imaginaria en el centro, por la que asoman los personajes que se representan. En ese sentido, destaca en el lado derecho la figura de Mefistófeles, en el que el pintor se autorretrató.

Restauración

La Fundación Málaga y el Ayuntamiento de Málaga han abordado de forma conjunta la restauración de la pieza, cuyo coste asciende a 95.000 euros. Un equipo de ocho profesionales de la empresa Quibla Rambla, con el apoyo tanto de los técnicos del coliseo malagueño como de los espacios donde se ha reparado el lienzo y de las empresas colaboradoras, han realizado un "minucioso" trabajo.

Debido al mal estado de conservación y la fragilidad que presentaba la obra, el proceso ha sido "largo y complejo", según ha indicado el Teatro Cervantes en un comunicado. Este consistió en enrollar el lienzo en un gran cilindro, en primer lugar, y ser trasladado al Palacio de Ferias. Un proceso que se alargó debido a que tras retirar el reentelado de algodón que se hizo en la intervención de 1954, se encontró la tela original, de lino, en peor estado del que se esperaba.

Por su estado, los trabajos prosiguieron en el soporte con un refuerzo de lino con una tela llegada de Italia, muy parecida a la original, que se adhirió con gacha española --pasta de harina de trigo y colas y resinas naturales--. Una vez finalizado el asentamiento del soporte textil, se pudo trasladar la pieza y anclar en el Patio de Banderas del Ayuntamiento.

Allí, Quibla Restaura procedió a realizar los trabajos en la capa pictórica, fase central de la intervención. Entre junio, julio y los primeros días de agosto se acometió la limpieza de la pintura y la homogeneización de la superficie pictórica, así como la reintegración cromática de dicha superficie, realizada mediante la técnica del 'regattino'.

En los casi dos meses que permaneció en el consistorio, cerca de 1.300 personas asistieron a ver en directo los trabajos. Los visitantes pudieron conocer en vivo las vicisitudes de la recuperación de una pieza de tan inmenso formato y "tan tocada en anteriores y dañinas restauraciones".

Los escondites del telón

Así, a todos se les permitió entrar en el espacio de trabajo y pudieron conocer detalles y curiosas anécdotas "escondidas" en el telón, como los grafitis que se encontraron en el reverso de la tela, escritos por los propios trabajadores del Cervantes de principios o mitad del siglo XX; las dos mirillas practicadas en el telón por las que se contemplaba desde el escenario cómo estaba el patio de butacas; o detalles ocultos por las dos intervenciones anteriores.

Según una de las responsables de la empresa, Estrella Arcos, el equipo de Quibla ha descubierto modificaciones importantes del diseño original de Ferrándiz, tales como caras cambiadas y pintadas al estilo de las cantantes de la época del repintado, sombreros, gorros o liras añadidos y detalles eliminados, como el de ciertos nombres de dramaturgos pintados en el fuste de la columna y que quedaron tapados tras los trabajos de principios del XX y de 1954.

En cuanto a la última fase, se realizó en el Cervantes. Allí se añadieron dos injertos de lino en los laterales, para culminar la restauración con los últimos retoques de la capa pictórica y la protección final de la misma. Una vez acabada esta fase, el lienzo ha quedado montado en una estructura rígida y permanente de aluminio, a modo de cuadro gigante, en la caja escénica.

A partir de ahora, el Cervantes ha anunciado que el telón de boca "podrá volver a ser utilizado en ocasiones especiales, como la de hoy en el ensayo general de Turandot".