El escritor Fernando Iwasaki, con su obra Las palabras primas, ha sido el ganador del IX Premio Málaga de Ensayo José María González Ruiz. Este trabajo, según su autor, es un homenaje a las distintas hablas de su entorno: «De las hablas que habitan en mí, de Lima, peruana, latinoamericana, pero también un habla española, andaluza y un habla sevillana».

Siendo de Perú e instalado en Sevilla desde los años 80, este escritor decidió presentar esta obra con el objetivo de expresar como se ha convertido en «un hablante entre todos estos caminos» que ha recorrido, expresando así «la complejidad» de su situación. De esta forma, Iwasaki considera que es «un hispanohablante pero extraño», ya que al ir a Perú, la gente le dice que habla español. «Pero en España nadie me preguntaría que de qué parte soy». Así, el autor quiso reflejar ayer cuál es el objetivo, desde el lado más cómico, de su ensayo.

La elección de Las palabras primas, cuyo título aún «es provisional», según indicó Iwasaki, se ha basado en el «estilo personal» y «destellos humorísticos» que el autor ha volcado en el texto. «Este ensayo reúne una miscelánea de textos con el hilo conductor de la lengua española en una y otra orilla atlántica oscilando entre el Siglo de Oro y los actuales usos del idioma», destacó Espido Freire durante la presentación.

Haciendo referencia a ese uso del idioma, Iwasaki destacó que «la Real Academia debería recoger aquellas palabras de uso cotidiano, las sutilizadas por los ciudadanos» ya que, destacó, «podría asegurar que no hay lugar de España en el que se creen más palabras que en Andalucía y es una pena que la Academia no las reconozca». Asimismo, expresó con humor que «una persona puede ir a las urgencias en Málaga, decir que tiene un jamacuco y el médico le atiende y le receta. Si fuera un filólogo le diría que se fuera a casa, que jamacuco no está en el diccionario». Además, en su libro hay un «correlato histórico» y se revela cómo el Siglo de Oro creó «palabras asombrosas que hoy se piensa que vienen del otro lado del mundo». «Quién no ha oído chévere en un culebrón, pero es una palabra creada por Valladolid en el siglo XVI, que volvió con Topacio y Cristal y pensamos que era de otro lugar».

Sobre la labor de la Academia, considera que «con sus decisiones, nos hace discutir. No es una institución que tenga que velar por la corrección política de las palabras como algunos se empeñan en exigir, sino que tiene que recoger la manera de hablar de una sociedad». Para el autor, es «grandioso» que haya «polémicas» como el uso de «iros» o «idos» en unos momentos «en los que España estaba concentrada en problemas de Estado». Sin embargo, a Iwasaki le preocupa que la Academia «cada cierto tiempo elimine palabras presuntamente por su desuso, pese a que son bellas y tienen prosapia literaria», y animó a usarlas en las redes sociales para «prolongarles la vida».

La novena edición del galardón convocado por el Área de Cultura, y en colaboración con la editorial Páginas de Espuma, con una dotación de 6.000 euros, ha recibido un total de 66 obras procedentes de países como Argentina, Francia, Colombia, Cuba, España, El Salvador, Pparaguay, Estados Unidos, México y Venezuela.

Gemma del Corral, concejala de Cultura, junto al director de la Editorial Páginas de Espuma, Juan Casamayor, encargado de la publicación de la obra ganadora, y el propio Fernando Iwasaki presentaron ayer el fallo del jurado, que estuvo presidido por la directora general de Cultura del Ayuntamiento, Susana Martín, e integrado por Javier Gomá, catedrático y ensayista; Estrella de Diego,ensayista; Espido Freire, novelista; Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma y el conocido escritor Alfredo Taján.