Frente al vitalismo que a veces se le atribuye, el poeta sevillano Vicente Aleixandre se mostró con frecuencia en sus poemas y cartas atormentado por verse obligado a renunciar a vivir para ser poeta, y terminó muriendo de éxito al caer en el olvido tras la gran influencia que había tenido.

Un congreso que se celebra en Málaga hasta el viernes, organizado por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios (AAEC), rinde homenaje a Aleixandre cuando se cumplen cuarenta años de la concesión del Premio Nobel de Literatura.

«Aleixandre es un caso paradigmático de morir de éxito, porque después de tener tanta importancia en la posguerra y de impartir un magisterio fundamental, quizás por ser demasiado grande su irradiación, cayó en un olvido progresivo y paulatino tras su muerte», afirmó ayer en el congreso Sergio Arlandis, profesor de la Universidad de Valencia.

A nivel crítico, Aleixandre siguió presente hasta el inicio del siglo XXI, cuando el interés por su obra fue «menguando», según Arlandis, que cree que algunos epistolarios y biografías han rescatado parcialmente a este autor, «pero no su poesía, que sigue silenciada».

Ello no puede deberse a que su poesía no conecte con los gustos actuales, puesto que un libro como Mundo a solas, que empezó a escribir a finales de 1932, «es perfecto para testimoniar la crisis que ha vivido España» y contiene elementos «que se venden ahora como novedosos». Según Arlandis, este poemario, cuya primera edición no se publicaría hasta 1950, «conecta perfectamente con la sensibilidad actual». Se trata de un libro «extremadamente pesimista», lleno de «ataques depresivos de Aleixandre», que éste confesaba en sus cartas a Dámaso Alonso.

El poeta sevillano, que adquirió completa esa primera edición de 1950 para bibliófilos de sólo doscientos ejemplares para regalarlos a sus amigos, sentía que el libro era «un diario de la tristeza y que lo mejor era guardarlo en un cajón». Era una obra «entre violenta y dolorosa», según palabras del propio Aleixandre, que según Arlandis está llena «de importantes matices biográficos» y en la que el autor «recordaba algo que no quería recordar». «Para ser poeta, tenía que renunciar a su parcela de hombre, a vivir», señaló Arlandis, que apuesta por rescatar la poesía de Vicente Aleixandre «en estado puro, tal y cual es, no como nos han contado que es».