Orquesta Filarmónica de MálagaAuditorio Edgar Neville

Orquesta Filarmónica de MálagaEscolanía Santa María de la Victoria

Director: Narciso Pérez del Campo

Director musical: Francisco J. Martín Jaime. Programa: Cascanueces, op. 71, de P. I. Tchaikovsky

El tercer programa del ciclo La Filarmónica Frente al Mar tuvo como protagonista una de las obras más importantes escritas para ballet del compositor ruso P. I. Tchaikovsky con la participación del conjunto de voces blancas que comanda el maestro Narciso Pérez del Campo y la batuta de Francisco Martín Jaime en el podio del podio de la Filarmónica de Málaga. En programa Cascanueces, una página escrita en 1892 para los Teatros Imperiales por encargo de I. Vsevolozsky que completaba el programa del estreno de la ópera Iolanta también de Tchaikovsky.

Una hora antes del encuentro la profesora y musicóloga María Ruiz Hilillo dictaría una interesantísima conferencia bajo el título Músicas para celebrar la Navidad, donde ponía de manifiesto -con gran diversidad de ejemplos- cómo la música impregna todos los ámbitos de la existencia humana y como no podía ser de otro modo también la Pascua. Todo ello bajo una idea ascendente que va de la experiencia personal hasta la identificación colectiva. Paradigma de esta afirmación de la profesora Ruiz es el propio Cascanueces que desde muy pronto se ha identificado con la Navidad, especialmente tras la coreografía que G. Balanchine realizara a mediados de los sesenta de la centuria pasada.

Tchaikovsky despliega para su ballet dos ámbitos que oscilan entre el plano real de una serie de personajes humanos frente a otro grupo de personajes imaginarios y fantásticos que sirven de pedal hacia espacios atemporales donde la música juega un papel crucial y que de igual manera le sirve al compositor de excusa para dar rienda suelta a su inmenso caudal melódico arropado por un dominio magistral del color orquestal.

Con bastante intención aunque desigual resultado puede resumirse la versión de la Filarmónica junto a Martin Jaime. La batuta invitada desplegaría dinámicas que lejos de apetecer suspendidas y recreadas, en la belleza de la propia música, dieron como resultado emisiones excesivamente lentas y con falta de brillo, a lo que se añade momentos de exceso de emisión con algarabía sonora poco identificable por no ahondar en su calificación. Destacar también el trabajo de la Escolanía del maestro del Campo en el final del primer acto del Cascanueces.

Es cierto que el Neville no reúne las condiciones necesarias para según qué repertorio y pone de manifiesto la necesidad de un espacio propio y de nivel como es el auditorio de la OFM. Mientras que esta itinerancia persista seguirá aplazada el despliegue sonoro real del gran conjunto malagueño y continuarán cerradas muchas ventanas al mundo.