Pensaba Víctor Hugo, no sin razón, que nuestro cuerpo no es más que apariencia. Que únicamente se trata de la casa en la que «se esconde nuestra realidad». Y aunque no queramos reconocerlo, es precisamente ese escondite lo que nos define en la mayoría de las ocasiones, ya que rara vez solemos desnudar el alma al primero que se nos cruza. Y aunque hay quien se lamenta de que vivamos días de insolente culto al cuerpo y bajo la tiranía del músculo, no hay que olvidar que nuestro físico, la casa que acoge nuestra esencia, también somos nosotros. Y que en ocasiones, quizás demasiadas, la calidad del envoltorio supera lo que éste guarda en su interior.

Por estas y otras muchas razones, el cuerpo humano ha sido y siempre será un infinito elemento de inspiración artística, motivo que articula el nuevo número que la mítica Revista Litoral, que bajo el título El cuerpo, persigue el inabarcable legado de creaciones en torno a lo corporal a través de la mirada de cerca de 400 creadores, entre escritores y artistas. En este recorrido, que abarca desde la antigüedad hasta nuestros días, la publicación, en la que ejerce de anfitrión el escritor Antonio Muñoz Molina con un viaje por sus recuerdos de juventud en torno al desnudo, cuenta con una imponente galería de obras plásticas que viaja desde la idealización matemática del hombre de Vitrubio, realizada por Leonardo da Vinci, a las esculturas de Picasso y las representaciones de Warhol o Louise Bourgeois. El número también pone el foco en el tratamiento del desnudo femenino en la historia del arte, con un recorrido pictórico que parte de la Venus de Urbino de Tiziano o La maja desnuda de Goya y llega hasta las mujeres facturadas en el siglo XX por Wesselmann y Botero. La selección literaria comprende un trayecto desde lo clásico hasta lo contemporáneo y emergente que parte de Apolonio de Rodas, Quevedo o Gustavo Adolfo Bécquer para llegar hasta Mario Benedetti, Jorge Luis Borges, Antonio Machado, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Pedro Salinas, José Manuel Caballero Bonald, Francisco Brines, Amalia Bautista o Ioana Gruia.

La columna vertebral de este volumen se extiende a través de una completa antología poética, cuidada por Antonio Lafarque, que radiografía el cuerpo de la cabeza a los pies con una selección de textos en la que los autores clásicos y grandes intelectuales de diversas épocas conviven con distintos exponentes de la Generación del 27.