María Luisa Merlo, la tercera generación de una gran familia de actores españoles, continúa a sus 76 años en activo y llega a la ciudad para presentar su nueva obra en el Teatro Alameda, Cosas de papá y mamá. Ésta comedia familiar y muy «verde» habla del amor entre dos personas mayores y con dolencias que se conocen en la consulta de un médico y se enamoran, con la oposición rotunda de sus respectivos hijos. Tras 61 años trabajando en el mundo de la interpretación, Merlo ha considerado abandonar en poco tiempo las tablas para poder disfrutar y «vivir muchas cosas viajando por todo el mundo».

¿Nieta e hija de actores, cómo ha sido su trayectoria en el mundo de la interpretación durante estos años?

Soy la tercera generación de actores de la familia, sin embargo, por llevar un poco la contraria, empecé como bailarina. Debuté en el Teatro de Ópera de Verona con mi maestro Alberto Portillo. Luego vine a España y me empezaron a llamar los directores de cine. De pequeña estaba todo el día sentada en una silla viendo a mi padre o a mis abuelos, a mi madre, a mi tía Carmen... Toda una familia de actores, no he podido tener mejores maestros. Pero luego también he estudiado, hay que estudiar. Hice un curso en la Royal Academy en Londres sobre Shakespeare, buenísimo. No he parado de investigar.

¿Qué cosas aprendió de su familia que le hayan ayudado en su profesión?

De mi padre aprendí que siempre debe haber dos o tres momentos en una obra cómica en la que debes ponerte serio. Entonces, cuando leo una función intento ponerle alma a mi personaje: eso es la alta comedia. No hablo de la comedia de hacer reír por hacer reír, sino de hacer reír por la situación que se crea.

¿Por qué son necesarios esos dos o tres momentos?

Pues para demostrar al público que el personaje es de carne y hueso y que el espectador lo sienta así y pueda empatizar tanto con el personaje como con la historia que se cuenta.

¿Cómo considera que está actualmente el mundo de la interpretación en España?

Veo gente joven estupenda. Gente preparada y con ganas de trabajar. La situación no es buena en general, para qué nos vamos a engañar. La cultura no está bien posicionada aún en este país.

¿A nivel personal y profesional, cómo ha evolucionado usted?

A nivel personal me he convertido en un ser muy curioso. Siempre lo he sido. Desde pequeña era muy estudiosa. La disciplina para mí, tanto en la vida personal como en la profesional, es algo que me ha salvado la vida. Tengo una doble personalidad como todo el mundo, y puede haber una loca a la que la sensata la manda a callar todo el rato. La sensata es sensata pero divertida, no hay que dejar de divertirse nunca. Esto también es algo muy importante para mí, por eso me gusta tanto el teatro. Es un mundo muy liberal y muy divertido.

Ha vivido muchas etapas de la historia en España. ¿Cómo vivió el franquismo tanto en su profesión como en su vida personal?

Yo no me enteré muy bien de nada y tengo pocas ganas de acordarme de lo que pasaba en esa época, ni para bien ni para mal. Es mejor pensar desde el momento en el que comenzó la democracia. Cuando empezó yo tenía treinta años. Para mí fue un hallazgo total y sobretodo para poder abrir mercados en el sector. Durante el franquismo los actores no podíamos cruzar fronteras, hoy sí. La gente sale de España, llega a otros países y algunos hasta llegan a Hollywood.

¿Qué le supuso la concesión de la Medalla de Oro a las Bellas Artes?

Tengo muchos premios y este quizás sea el más fuerte. Este premio lleva muchos años dándose a grandes intelectuales de la cultura y es un premio muy importante. Así que me hace muy feliz.

¿Qué puede contar sobre la obra que trae a Málaga, Cosas de papá y mamá?

Es muy «verde» en el sentido literal de la palabra. El color verde está muy presente, pero se descubre al final de la obra el sentido de su presencia. Es una representación muy bonita de amor entre gente mayor. También tienen mucha importancia los jóvenes, claro. Curiosamente se enamoran los padres y se conocen en una clínica. Todos esos dolores que acarreaban comienzan a desaparecer gracias a la ilusión que les provoca el enamoramiento.

¿Qué es lo que más disfruta al subirse a las tablas de un escenario?

En este caso, con esta comedia, disfruto mucho cuando escucho reír al público, lo paso bomba. Luego, los momentos serios me gustan porque la gente se emociona. Dan vida junto a mí a ese personaje que interpreto.

¿Tiene algún proyecto en marcha para próximamente?

Sí. Voy ha hacer en Londres uno de mis personajes favoritos, Leonor de Aquitania. La interpreto en un teatro que han abierto este año para conmemorar los 400 años de Shakespeare y de Cervantes. Se llama Teatro Cervantes y se hará teatro en español. Leonor es la única mujer que fue reina de dos países, Francia e Inglaterra. Dicen que fue la primera feminista del mundo. Ahora también estoy ensayando una obra con Jesús Cisneros, Conversaciones con mamá, que también es una maravilla de función. Es una obra premiadísima y está saliendo genial. Ya en los ensayos lo vemos. Aunque creo que dejaré pronto las tablas.

¿Ha pensado en retirarse?

No sé cuál será mi última función, pero sé que será dentro de poco. Tengo ganas de vivir muchas cosas, soy muy curiosa y he trabajado ya muchísimo. Y ahora tengo ganas de viajar y dar la vuelta al mundo para conocerlo. Me gustaría conocer todos los Estados Unidos. Los países pobres también , no tengo edad para estar en una ONG, pero me iría. Espero que antes de irme de este mundo haya una bandera mundial y que no existan ni fronteras ni miseria.

¿Considera que la gente se ha vuelto menos empática y más individualista?

Somos empáticos. Los españoles sobretodo. Los que son poco empáticos son los políticos mundiales. Esos son poco empáticos. La verdad es que prefiero no hablar de política porque me he pringado mucho en esta vida inútilmente. Me he pringado muchísimo por la igualdad y una serie de cosas y ya no pienso hacerlo más porque el mundo está gobernado por un capitalismo puro y duro. El dinero está en manos de un par de familias que cuando comprendan lo mal que les va a ir en el otro mundo a lo mejor lo arreglan.

¿Qué propósitos tiene para año nuevo?

Mucho amor para toda la gente y también mucho para mí misma. Si no te cuidas tú, no puedes cuidar a los demás. Y hablo de amor incondicional, no del otro amor. El otro no me ha divertido tanto como el incondicional.