Desde luego, Jon Garaño está llevando al cine vasco a cotas hasta ahora ni oteadas: con Loreak, junto a Jose Mari Goenaga, consiguió que la Academia seleccionara una película en euskera como representante española en los Oscar y ahora con Handia (también en la lengua de Sabino Arana pero con Aitor Arregi como correalizador) acaba de lograr ni más ni menos que 13 candidaturas en los Premios Goya. Pero para su próxima historia, Garaño y de nuevo Goenaga saldrán del territorio hasta ahora exclusivo de su filmografía para viajar a Mijas: allí se sitúa La trinchera infinita, a partir de la historia real de Manuel Cortés Quero, El Topo, el alcalde republicano del municipio que pasó escondido 30 años para evitar las represalias tras la Guerra Civil.

El equipo comandado por Garaño y Goenaga ya viajó a diversas localidades andaluzas en octubre en busca de las localizaciones. Ahora, aún enfrascados en la preproducción, ultiman en Madrid el casting de la película, con la idea de que se ruede a partir del próximo mes de mayo. No se sabe mucho más del proyecto, salvo que no será una fotocopia de la historia de Cortés Quero sino que se inspirará en ella «parcialmente», según sus responsables.

La trinchera infinita cuenta ya con la ayuda económica del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (1,18 millones de euros) y la Junta de Andalucía (223.125 de euros). Y, por supuesto, es desde ya una de las cintas más esperadas de la temporada del cine español, y objeto de deseo de dos festivales en saludable pugna los últimos años por estrenar lo mejor del celuloide patrio: San Sebastián (donde Garaño siempre ha estrenado sus cintas) y Málaga, a cuyos responsables seguro les apetece proyectar aquí en primicia un relato tan local.

La historia del Topo de Mijas ya fue llevada a la pantalla, en el singular documental, entre la novela gráfica y el reportaje, 30 años de oscuridad, de Manuel H. Martín. Una cinta que contó con el aval de la crítica y que llegó a estar nominada a los Goya. Por cierto, la película fue producida por La Claqueta, compañía que también está detrás de La trinchera infinita.

Y es que la historia de Cortés Quero da para muchas películas, porque no hay muchos relatos sobre la libertad, la perseverancia y el sacrificio como el de este hombre. En 1969 saltó la noticia de que el alcalde de Mijas había aparecido tras 30 años sin saber absolutamente nada de él. De lo que nadie en el pueblo se percató en todo este tiempo es de que se escondía en su propia casa, en el centro del pueblo, ayudado aconsejado y asistido en cada instante por Juliana Moreno, su esposa, quien tuvo que soportar durante años fuertes interrogatorios de la Guardia Civil, las reprimendas y una pregunta retórica: «¿Dónde está tu marido?».

Una historia con episodios terribles, como cuando Juliana quedó embarazada de Manuel y se vio obligada a abortar para no levantar sospechas; o como cuando el alcalde padeció un virulento cólico nefrítico y su hija, María, tuvo que ir al médico fingiendo los síntomas para que le recetaran los medicamentos.

Cuando la familia pudo comprar una radio, Cortés Quero encontró la única manera de tener contacto con el exterior. El 28 de marzo de 1969, escuchándola supo que el Consejo de Ministros había concedido el perdón para los delitos de la Guerra Civil. Manuel decidió ir al cuartel de la Guardia Civil y contar su historia. Una historia que hoy, tanto después, aún resulta emocionante.