El Museo de Málaga ha visto esta tarde cómo algunas filtraciones de agua encharcaban el suelo de su segunda planta, la destinada a los fondos arqueológicos. Según fuentes consultadas por La Opinión de Málaga, las goteras no se deben a posibles desperfectos causados en el techo por la lluvia de hoy sino a la rotura de una tubería, que será subsanada a la mayor brevedad. No es la primera vez que el agua entra en las dependencias de la Aduana: la tromba que cayó el 19 de febrero del 2017 supuso que entrara agua por la puerta de la calle Alcazabilla, no por el tejado, a través de goteras, como en principio se rumoreó.

Recordemos que el Museo de Málaga abrió sus puertas en diciembre de 2016, siendo la rehabilitación del edificio, la antigua Aduana, uno de los grandes atractivos. Con más de 18.402 metros cuadrados construidos, el inmueble es ya una obra de arte en sí mismo. Hablamos de un inmueble cuyo uso anterior era puramente administrativo por lo que los ciudadanos desconocían muchas de sus dependencias. Edificado a finales del siglo XVIII para dotar a Málaga de una aduana acorde con el creciente comercio marítimo de su puerto, este palacete neoclásico fue diseñado por Manuel Martín Rodríguez con una clara influencia del estilo de Sabatini. Utilizado durante décadas como sede administrativa y comisaría, el proyecto de su rehabilitación y adaptación devolvió al edificio la cubierta original diseñada a dos aguas que se perdió en un incendio de 1922.