Maronna es miembro fundador de Les Luthiers, el mítico conjunto argentino que acude este fin de semana (sábado y domingo) al Martín Carpena con el espectáculo ¡Chist! Antología, que recorre durante dos horas las obras más aplaudidas del quinteto. Asegura que pese a los cincuenta años de vida del grupo, ninguno de sus componentes quiere abandonar los escenarios. «¡No queremos convertirnos en Luthiers jubilados!», sostiene, y recuerda que ya tienen dos nuevos montajes listos para traer a España en los próximos años.

¿Cree que la evolución de los espectáculos de Les Luthiers ha ido de la mano de la propia madurez de sus integrantes?

Ha sido una evolución paralela, ya que hemos ido aprendiendo el oficio a lo largo de nuestra vida. Con este hermoso trabajo hemos crecido como artistas, y creo que también somos mejores tipos que los que éramos en nuestra juventud. Eso sí, después de tantas décadas ya querríamos dejar de crecer, al menos como personas, pero la ciencia aún no da más respuestas que algunas modestas cremas antiarrugas.

¿Es ¡Chist! un autohomenaje a la trayectoria del grupo o una forma de acercar parte de su histórico repertorio al público más joven?

El público joven comenzó a venir a nuestros espectáculos paulatinamente y sin que hiciéramos ningún esfuerzo para atraerlo. Es un fenómeno que empezó hace unos diez años y que, por supuesto, nos sorprende y encanta. Empezaron viniendo adolescentes y luego niños más pequeños: he conocido varios críos de cuatro a seis años que recitan nuestras obras. Si esto sigue así, pronto llenaremos los teatros con bebés que corearán todo nuestro repertorio.

¿Dedican mucho tiempo a ensayar o ya se saben de memoria todos los números?

Ensayamos mucho cuando estamos preparando un nuevo espectáculo, pero cuando se trata de un montaje ya aprendido, como es ¡Chist!, solo hacemos un repaso antes de reponerlo. Después de largos años de interpretar este show -lo estrenamos en 2011- y mejorarlo en todos sus detalles a lo largo de numerosas funciones, creemos que hoy está en su mejor estado.

El gran público comenzó a seguirles con Mastropiero que nunca, espectáculo del que rescatan La bella y graciosa moza. ¿Cree que este montaje fue el que les hizo alcanzar la fama de la que hoy gozan?

Ese espectáculo, que creamos diez años después de nuestros comienzos, marcó un progreso importante con respecto a los anteriores y nos mostró que habíamos aprendido varias cosas importantes del oficio. Fue el primero en el que se nos hizo necesaria la colaboración de un iluminador, ya que en varios sentidos era más teatral que los otros, y también el primero que representamos durante dos temporadas consecutivas en Buenos Aires. Creo que su llegada a Madrid en 1983 y la publicación del disco ayudaron a una mayor difusión del grupo en España.

¿Cree que el humor es la única manera de afrontar el mundo?

No es la única; para algunos puede lograrse a través del amor, la religión, el sexo y varias formas más, pero es cierto que el humor puede ser bueno para ampararse y defenderse de los males del mundo. Muchas personas nos han agradecido que, a través de nuestros vídeos, los hayamos ayudado a superar momentos duros de sus vidas.

¿Aceptaría que se les acuse de practicar un humor blanco?

No podríamos defendernos de una acusación justa. En contadas ocasiones nos hemos desviado de esa línea, como en La vida es hermosa, una pieza sobre los suicidas, en la que nos hemos acercado al humor negro, pero por lo general nuestras obras son netamente blancas.

Algunos de sus números humorísticos han pervivido 50 años. ¿Por qué nos reímos de las mismas cosas pasen los años que pasen?¿Tan poco hemos evolucionado?

Hay algunas obras nuestras, en su momento muy exitosas, que retomadas años después perdieron su eficacia humorística. Nos pasó con El rey enamorado, canción que en 1979 era muy festejada y en 2011, para nuestro desconcierto, fue recibida con poca respuesta. Lo mismo ocurrió con El asesino misterioso y algunas más. Pero es cierto que muchos de nuestros números se han mantenido lozanos pese al tiempo, en parte porque nuestro humor suele ser atemporal y universal. En ¡Chist!, La Comisión, una pieza sobre dos políticos corruptos que intentan modificar el himno nacional, es una de las más festejadas cuando ya lleva más de dos décadas de vida, lo que parece indicar que, en cuanto a la corrupción, el mundo no ha evolucionado demasiado.

¿Cree que la música clásica se toma demasiando en serio? ¿Considera que les falta humor a los maestros de las orquestas filarmónicas del mundo?

Aunque existe humor chispeante y alegría desenfrenada en una enorme cantidad de obras cultas, en general la música clásica se ha asociado a la solemnidad del rito del concierto. Hay algunos directores menos acartonados, como el gran Daniel Barenboim, que nos invitó en 2014 a tocar con su orquesta la suite El carnaval de los animales y no se incomodó cuando agregamos a la partitura de Saint Saëns los sonidos imperfectos de nuestros instrumentos informales. Ahora bien, cabe preguntarse si eso fue bueno para la suite...

Dicen que lo que hacen Les Luthiers es humor inteligente. ¿No se sienten incómodos cuando medio auditorio no se ríe tras un gag?

Si no hay risas donde las esperamos significa que el gag tiene que ser corregido o descartado. Cuando escribimos y ensayamos algo nuevo no sabemos si lo que nos divierte va a conseguir el mismo efecto en el público, y eso solo podemos comprobarlo en el momento del estreno. Es poco habitual que sean festejados todos los chistes de una pieza nueva; por lo general nos toca volver a escribirla, quitando lo que no funcionó y reforzando lo que tuvo éxito, y más de una vez nos vimos obligados a descartarla. Volviendo a Mastropiero que nunca, recuerdo ahora el largo y difícil trámite de sus ensayos y los temblores del estreno de tantas piezas juntas; tiempo después decidimos probar cada una de las partes de un nuevo show por separado, método que nos redujo la angustia provocada por la incertidumbre del resultado.

Con Les Luthiers pasa como con los Rolling Stones. Muchos creen que ésta será su última gira. ¿Prometen que no será así?

¡Prometido! Puedo jurarle que ninguno de nosotros querría abandonar el escenario, lugar de juegos donde disfrutamos enormemente. ¡No queremos convertirnos en Luthiers jubilados! Y tenemos dos nuevos espectáculos, ya estrenados en Argentina, que están esperando para empezar sus giras por España en los próximos años.