Temporada de abono OFM. Teatro Cervantes. Antonio Lozano, fagot, Juan Crisóstomo Subiela, clarinete. Dirección: Álvaro Albiach. Programa: Circus-Polka: para un joven elefante; Dueto-Concertino para clarinete, fagot, cuerda y arpa, TrV. 293 y Así habló Zaratustra, op. 30. TrV. 176, de R. Strauss.

El octavo programa de la temporada de la Filarmónica reservaba el contraste de dos escuelas - rusa y alemana- en la evolución entre el diecinueve y veinte. Para completar el círculo dos extraordinarios solistas, profesores de la OFM, para la página concertante de esta última propuesta de la primera orquesta. El podio estuvo ocupado por la batuta invitada del maestro Álvaro Albiach, titular de la Orquesta de Extremadura, uno de los nombres de referencia del panorama de directores españoles actuales.

Escrita en el cuarenta y uno aunque revisada pocos años después, 'Circus-Polka: para un joven elefante' sirvió de obertura de entrada al complejo mundo planteado para este encuentro, y que recoge algunos de los planteamientos desarrollados como la gran orquesta, el color orquestal, los diálogos entre secciones, el incisivo carácter contrastado o el desigual tratamiento melódico. El director valenciano encaró la página con dirección incisiva dada la importancia de metales y percusión. Stravinsky carga de humor la obra jugando con las sonoridades de la orquesta y que la convierte en ejemplo de lucimiento.

La primera parte del concierto se cerró con el 'Dueto-Concertino' de Strauss con el clarinete del profesor J. C. Subiela y el fagot de A. Lozano. Partitura que muestra a un Strauss en la recta final de su producción ofreciendo una propuesta que si bien se muestra ligada a la forma y la tradición no queda condicionada a la idea sinfónica o el propio universo estético levantado por el compositor alemán. Subiela y Lozano tuvieron la oportunidad de poner de relieve el altísimo valor de las maderas de la OFM. En lo particular destacaría el empaste de ambos músicos clave para el desarrollo interpretativo de la obra en la que Strauss reduce la orquesta a las cuerdas y los solistas. Albiach por su parte hizo alarde de pulso y mantuvo constantemente al conjunto sostenido.

Tras el descanso llegó otra de las grandes páginas de Strauss representada a través de sus poemas sinfónicos, 'Así Habló Zaratrustra' . S Tras el monumental prólogo le sucedieron los ocho números que Albiach supo dirigir con precisión aunque cierta falta de redondez por parte de la OFM, demasiados refuerzos para una partitura que exigen precisión en las entradas y cierto mimo en la emisión. No obstante, el trabajo expuesto por batuta y conjunto tuvo el suficiente contraste entre color y equilibrio, a pesar del recital paralelo de toses (definitivamente evitables) y móviles.